miércoles, 9 de abril de 2008

Querida Iza


Querida Iza:

¡Qué descubrimiento! ¿Cómo pude vivir veintiún años sin saber de ti? ¿Cómo pude pasar por la vida hasta ese momento, sólo imaginando, claustros y misiones lejanas? ¿Cómo pude vivir sin saber de los besos, las caricias, el sexo? ¿Cómo fue que llegué tan vieja al edén del amor?

Pero fuiste tú, mi primer todo. Ese beso robado al irse la luz, ese temblor de desmayo que me aterrorizó y sin embargo, mis labios, mi piel, pedían más de la fruta prohibida.
Porque desde entonces, además de amarte, tuve que aprender a colocar máscaras en el rostro, a vivir detrás de las puertas lo que mi ser reclamaba a plena luz. Porque desde entonces, tuve que cambiar géneros al hablar de ti. Porque en esa época y aún en esta, tuvimos que esconder , ese amor que fue primavera y salto y susto y celo, y todo.

En esta carta que nunca escribí, quiero decirte, que aunque pasen todos los años de todos los siglos, seguirás siendo, en la piel que te grabó, en el corazón que te guardó, el amor que abrió todas las puertas de mi alma.
Aunque parezca extraño, se despide sin despedirse, Tú en Mí, siendo Yo.

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