sábado, 26 de septiembre de 2009

Carta a lo que Soy


Soy


Soy un trozo de tierra
o un manto de mar.
Quizás un haz de cielo
o una riada tranquila,
desbordada,
en un río de espuma.

Soy tanto en lo que soy,
que los sueños se pierden
en la ojiva del horizonte,
que la vida se me escapa
en la vida de los otros,
por ser los otros
los que viven en mí.

Soy estas palabras,
esta carta que te escribo,
o algún verso perdido
colgado en tus labios
o en los labios de ella
o en los de él.

Soy, esa que soy:
un trozo de algo,
un poco de mi,
un mucho de ti
y un nada que navega
en los silencios del alma.

Soy una mujer
ni buena ni mala,
santa o libertina
pecadora o redimida,
simplemente,
soy por ser... lo que soy.

Yo.
Esmeralda

martes, 1 de septiembre de 2009

Carta a la Razón que el Corazón no entiende


Enigmática Razón:



Todos los días de esta vida me he encontrado pensando en ti, en la Razón, motivo, causa, consecuencias de mis actos y sentires. Me he enfrascado en una lucha constante de saber si mis razones son válidas, verdaderas para los actos que he llevado a cabo en mi existencia y de repente me encuentro desorientada , sin brújula cierta que me lleve a puerto seguro y es que a la deriva va mi barca desde hace un tiempo.


Busco definirte Razón y encuentro, lo que ya sabía por ser tú, un descubrimiento griego, una parte de la filosofía, del pensamiento de las premisas que nos planteamos, de los conceptos inculcados de generación en generación como base de familia, seguidora de reglas sociales en el espacio geográfico que me ha tocado vivir; receptora de las políticas educativas en las cuales he estado inmersa y de las que adquirí mis bases de formación integral para el conocimiento universal de la cultura y la especialidad en una carrera a seguir en la profesión vocacional que ha sido "razón" para mi realización y subsistencia.


He de suponer eres una base para reconocer e identificar conceptos, analizarlos, cuestionarlos, deducir e inducir todo cuanto distinto sea a los que capto o tengo por cierto, para entonces descubrir que hay certezas que no son tales, coherencias cuestionables y volver a comenzar al descartar lo que ya parecía un camino seguro en los caminos del vivir entre la lógica, la razón y el sentir.


Es entonces cuando me cuestiono. El dicho tan cacarareado de que "hay razones que el corazón no entiende", se agiganta ante mí en la lucha de saber, de sentir que tengo razón y sin embargo los otros, tú o aquel, me hacen ver es posible venga equivocada por décadas de vida, que no hay que ser tan cándida, que no hay que creer como he creído, que la vida no puede ser una taza de cristal expuesta al mundo, que el decir lo que se piensa o siente sin cortapisas es una daga que puede devolverse y herir sin contemplación, porque mi verdad, razonada y analizada bajo lupa, puesta en cuestionario para verificar en estadísticas si hay un número de seres pensantes y con sentimientos que den luz a la razón que me mueve, encontrando adhesión, razonamientos, inclusive más enriquecedores, no dejan lugar a dudas que, si es cierto que pueda andar equivocada en algun punto de mi gran ecuación de vida, también encuentro identificación y "razones válidas para actuar como actúo, casi siempre" . Si todo esto ha ocurrido, mi pregunta a ti, Razon es, ¿por qué me siento tan mal a estas alturas de mi vida, cuando debería estar gozando de la paz que da la sabiduría de los años y el pasar por todo lo que hay que pasar para poder apreciar mejor la vida, al tocar los umbrales de la muerte?
Al volver sobre lo escrito, quizás el problema esté en el "casi siempre tengo razón" , porque nadie tiene la "razón absoluta" eso es una prepotencia y un engaño feroz, atroz a la propia mente y al propio sentir.

En resumidas cuentas, lo que me mueve a escribirte es que desde hace unos días, no me encuentro en el encontrarte para tener una "razón" que me mueva con alegría de seguir aquí.


Con las dudas y el desconcierto de andar a la deriva en el mar de la existencia,

de ti,

Yo