domingo, 16 de octubre de 2011

¡Hola Preciosa!







Carta a mi Preciosa Amiga:

¿Necesito colocar tu nombre? No lo creo, sé que sabes esta carta es para ti.
Desde hace dos días, horas en el tiempo indefinible, mi corazón es un puño, apretado, latiendo con dificultad. Mis ojos, aunque no quiera, húmedos de una lluvia salada, se inundan y entonces, parecen el mar que nos separa, tan cerca y tan lejos.
He escrito tantas cartas, he repetido amor hasta el cansancio, desamor, hasta la tristeza inmensurable, a la soledad, a la amistad, al ser por ser en mis seres. 
Por allí rondas en alguna respuesta, tan magnífica que mis palabras no son más que garabatos ante las tuyas, tan de alma, tan de sabia, tan de ser el amor que eres.


Y hoy, tecleo letras, busco palabras y sé que las tengo, pero por esas razones que el corazón no entiende, se escapan, huyen. Porque ¿cómo responder a estas tuyas?:

"no estés triste, seca esos ojos, permítele a la Vida disfrutar de tu sobrevivencia como ofrenda de mi suerte, porque fue la oportunidad para reencontrarte en esta dimensión que hoy nos ha tocado. Entro en mi batalla exhausta pero serena,  además bien sé que mientras vivas tú, yo vagaré en tus brumas y en el eco maravilloso de esa voz que es la selva de la inmortalidad de todas mis sombras. Yo también te quiero..."

 Y me quedo pensando, sintiendo,  orando volviendo a los gerundios una y otra vez. Tienes mi respuesta en un mail de los de siempre. Mas, aquí, en este buzón abierto, te ratifico, mi fé en las oraciones que no he dejado de decir, aunque hable, aunque duerma, aunque ría o aunque sólo el silencio y yo, la soledad y yo, murmuremos desde lo profundo del alma. 
Te ratifico, mi fe también en la ciencia, en quienes tienen en sus manos y su sapiencia el poder curarnos el cuerpo maltrecho, atacado, un tanto usado y por lo tanto requerido de reparaciones. 
Te ratifico, todo mi amor, admiración, en el maravilloso ser humano que eres y estoy tan agradecida a Dios, a la vida, por haberte conocido, que me faltará tiempo para seguir dando gracias por tan grande privilegio. 

Tú que respondes a un "por qué", que de tus manos, las teclas de un piano cantan, que tu voz es melodía y tu palabra poesía, novela, cuento...vida. Tú que has vivido tanto, sufrido pérdidas,  sembraste   una hija a los pies de un árbol, tú que eres versos complicados, selvas que se enredan en sombras, improntas de andares, señora poesía, tú, a ti, no te permito el que me dejes aquí  sin luchar hasta el final,  de los tiempos terrenales.

Así que no te queda otra, si quieres seguir escuchando cada vez que hablemos, mi saludo de siempre...¡hola preciosa!

Te quiero fuerte, serena también, pero sobre todo con ganas de vivir aquí hasta que llegue la señal de que es el tiempo de partir.

Te quiero, 
Yo.



PD: Junio 10 de 2012. Hora: 5:30 am. 
 Perdiste la batalla física mi preciosa amiga. Te fuiste tan temprano, sin aviso para mi, anunciada  sí, la gravedad, mas no el rápido desenlace. Te fuiste y te quedas conmigo y en cada ser que recibió de ti, amor, sonrisas y un regazo donde cobijarse. Te extraño, te extrañé siempre, aunque sigas conmigo en esa presente ausencia que nos une sin explicación alguna. Te quiero, pero eso ya lo sabes.
Yo, sin tu voz, pluma y piano.