domingo, 2 de diciembre de 2012

Siempre habrá un Diciembre


Siempre habrá un Diciembre


Queridos míos:

Sé que en estas fechas, siempre, se escriben y envían tarjetas de Navidad, de Año Nuevo,  notas emocionadas con los mejores deseos. Pareciera que el tiempo que marca el “otoñal-invierno”, nos embarga de perdones, de olvidos y de los mejores recuerdos. Sea cual sea nuestra creencia religiosa, o a lo mejor, ninguna creencia, pareciera la magia de Diciembre se instala en cada uno de nosotros, para acercarnos, para hablar después de los silencios, para llamar después de las ausencias, para preguntar después de las pérdidas, para cantar un villancico, aguinaldo o una gaita zuliana, ( esto en Venezuela) y…festejar en familia.

 ¡Sí! Diciembre reconcilia y en ese estado idílico, no quiero ser menos y sin árbol de Navidad o Pesebre, o luces multicolores, quiero desearles a todos los que me siguen, visitan, leen, se acomodan un rato entre las páginas de este epistolario o simplemente son lo que son en lo humanos que llegan a mí, quiero desearles, repito, un cúmulo de felicidad en los momentos que atrapen en el diario vivir, que el año por nacer sea grato y posible de salvar en cuanto escollo aparezca. Que el Dios de sus creencias guíe sus pasos y conforte en los ratos que parece caminamos al borde de un abismo o sentimos en nuestro cuerpo y alma, sólo el pinchazo de las espinas de un jardín, olvidando las rosas, que siempre serán de pétalos suaves. 
A ti, que me has amado, que he amado, mi abrazo y mi mano siempre puesta a servirte cual mi hombro de bordón, si lo necesitas alguna vez.

Que la Paz sea en todos nosotros.

Yo.