Siempre habrá un Diciembre
Queridos míos:
Sé que en estas fechas, siempre, se escriben y envían tarjetas de Navidad,
de Año Nuevo, notas emocionadas con los
mejores deseos. Pareciera que el tiempo que marca el “otoñal-invierno”, nos
embarga de perdones, de olvidos y de los mejores recuerdos. Sea cual sea
nuestra creencia religiosa, o a lo mejor, ninguna creencia, pareciera la magia
de Diciembre se instala en cada uno de nosotros, para acercarnos, para hablar
después de los silencios, para llamar después de las ausencias, para preguntar
después de las pérdidas, para cantar un villancico, aguinaldo o una gaita
zuliana, ( esto en Venezuela) y…festejar en familia.
¡Sí! Diciembre reconcilia y en ese
estado idílico, no quiero ser menos y sin árbol de Navidad o Pesebre, o luces
multicolores, quiero desearles a todos los que me siguen, visitan, leen, se
acomodan un rato entre las páginas de este epistolario o simplemente son lo que
son en lo humanos que llegan a mí, quiero desearles, repito, un cúmulo de
felicidad en los momentos que atrapen en el diario vivir, que el año por nacer
sea grato y posible de salvar en cuanto escollo aparezca. Que el Dios de sus
creencias guíe sus pasos y conforte en los ratos que parece caminamos al borde
de un abismo o sentimos en nuestro cuerpo y alma, sólo el pinchazo de las
espinas de un jardín, olvidando las rosas, que siempre serán de pétalos suaves.
A ti, que me has amado, que he amado, mi abrazo y mi mano siempre puesta a
servirte cual mi hombro de bordón, si lo necesitas alguna vez.
Que la Paz sea en todos nosotros.
Yo.