martes, 27 de mayo de 2014

Carta al alma en vuelo


Queridas alas:

¡Sí! A las alas, porque para que el alma vuele, necesita alas. Y, las mías comenzaron a aletear, en la convicción que no vale la pena estancarse en un nido, donde sólo un lado se ha formado con briznas de acero.
No, no vale la pena seguir utopías, seguir siendo sólo un "sms", sin derecho a voz, a marcar un número, hablar sin alcabalas, ni fronteras donde hay que presentar pasaportes , visas siempre negadas. No vale la pena  la claridad de una sola parte, cuando el otro es noche sin luz.
Cuando nunca hay la llamada necesaria en los momentos más dolorosos que desmoronan la vida y luego...al tratar de escuchar a viva voz, no hay respuesta, no hay número de casa, no hay...no hay. Sólo razones que no son razones, porque delincuente no soy para negarme en la amistad que proclaman, la urbanidad en la simple educación de un número, una dirección, un camino a llegar.

Así que, al vivir lo que me ha tocado en estos tiempos bizarros de pérdidas, de angustias, de dolores, no vale la pena, seguir con la utopía de quien en realidad, sólo existe cuando quiere existir en un "sms".


Yo.

PD. Me hubiera gustado decir como Benedetti:

"mis utopías
tienen el sello
de tus caricias"

Pero no fue así...

sábado, 3 de mayo de 2014

Una simple carta de amor


Amor mío:


¡Qué lugar común para comenzar esta carta! Te llamo mío, amor, sin percatarme que en las distancias, en el tiempo que corre impasible, los amores, el amor, no nos pertenece.
Ese sentimiento que nos envuelve, nos mueve, nos aterra o nos hace valientes, irracionales, es un todo que anida en una,  sin distingos de nada. 

Vago en tu nombre, naufrago en el mar que escogimos,  a dedo, para hacerlo parte de nuestra deriva, parte de un verso, parte de la narrativa que forja una historia. Capítulo a capítulo, nos fuimos evaporando, lejos quedan las euforias, el temblor de ver tu nombre grabado en mi teléfono, la sonrisa fácil, el mojar los labios presintiendo los tuyos, el  ahogarme de felicidad al escuchar tu voz.

El mito naufraga, tejer ya no es tarea de Penélope, ni mía tampoco, ya no espero, y eso, es triste, porque al no tener margaritas para deshojar, me tocó desgranar horas, minutos, tiempo y con él, la memoria y el olvido.

Quizás suene raro, pero al voltear la mirada, un espejismo se diluye en el camino que atrás queda y en él, apenas sobreviven  trazos de tu imagen que nunca fue real,  porque nunca pude mirarte de cerca y  acariciar con el dorso de mi mano, tu rostro. El espejismo se lleva el dibujo imposible.

De pie un rato, sentada otro, el horizonte siempre es una pupila en línea delante de mi y lo miro ausente, como ausente escucho ese eco que siempre me trae un rumor de voces,  de las tantas veces que grité tu nombre y sólo silencio recogí del viento.

Amor mío...¡tanto me pasa! y tú no estás, ¡tanto te pasará! y siempre me negaste, mi estar.
Sé feliz en lo que cabe ser feliz. Buena vida, te deseo.

Yo.