viernes, 4 de febrero de 2011

Carta al cáncer


Carta al cáncer


¿Cómo poder encabezar esta carta, este escribirte a ti, flagelo de la salud?
Quizás podría iniciar estas líneas con una serie de improperios o con reflexiones profundas que hablan de castigos y karmas.  Esto último, crueldad absoluta para quienes hemos sufrido y sufren, hemos luchado y luchan, por ganarle la batalla a la enfermedad de los siglos, o para los que tuvieron que partir porque no llegaron a tiempo al arsenal que permitiera barrerte de sus cuerpos.
Quizás, podría escribirte cáncer, sobre lo que parte en dos la vida, cuando se sabe,  se recibe la noticia de que habitas en nuestro cuerpo.
Mi experiencia contigo es mía, particular, nos enfrentamos y hasta hoy las primeras batallas las he ganado, superado. No sé si volverás, espero que no, igual, si regresas de malévolo y con inquina,  volvería a plantarme  ante ti y lucharía hasta vencerte.

Pero lo que me mueve realmente a escribirte, es que a pesar de la satanización que produce tu sólo nombre, no eres más que otra enfermedad que nos acecha y nos corroe. Que igual que el que sufre otras enfermedades tan letales como tú, de la misma manera debe aprender a vivir con su Espada de Damocles. Y aunque parezca paradójico, algo muy positivo queda siempre de todo lo que sufrimos y vivimos.  Crecemos, nos volvemos adultos aunque tengamos 50, ó 60 años.  Aprendemos a  apreciarnos y apreciar lo que de un manotazo, nos puede ser arrebatados, y, cuando digo esto, me refiero a lo que dejamos de disfrutar de los instantes maravillosos que nos brinda el tiempo, la naturaleza, el beso de una madre, la caricia de un hijo, el ser apoyo y hombro para otro más débil o ser una por ser, una pequeña golondrina haciendo verano donde haya verano, tratando de ser acogida en un nido donde quepamos dándonos calor,  todo por superponer lo que creemos es lo primordial, lo urgente, lo que no podemos dejar para un instante después.

El cáncer es curable si se diagnostica a tiempo, se vence. Es verdad que  se vive expectante como igual vive el que vive con  una cardiopatía, una tuberculosis, una diabetes o tantos y tantos otros males que igual merman nuestra salud y frena la vida en nuestra carrera para ir , a veces ni se sabe hacia dónde.
En medio de todo el tsunami que representas, cáncer, hoy hay más ganadores que ayer, hoy hay más esperanza de vida, hay más posibilidad de llegar a erradicarte de nuestra vida.
Mas hoy, en medio de todas las campañas de concientización hacia la prevención y lucha contra ti,  me mueve el apoyo que debemos brindar a los más pequeños, a quienes comienzan a abrir los ojos al mundo y donde tú, te has instalado en ellos, en los niños.  Por eso, pido por ellos, hago un llamamiento a quienes tienen  la oportunidad de brindar una luz en tratamientos, en compañías alegres, en las entidades gubernamentales que provean de hospitales, de camas amables donde un niño pueda ser tratado con toda la dignidad que se merece como la merecemos todos. Que la seguridad social sea realmente una seguridad social y repare en la salud con todos sus medios y logremos así, niños, jóvenes, adultos, mayores, tener una esperanza de calidad de vida mejor, para ganar batalla tras batalla en cada mal que nos invada.

Y a ti cáncer, que me arrebataste una mama, y antes otros males arrebataron otros órganos, debo agradecer a Dios que   me dejaron la buena fortuna de saber apreciar, que nada vale estar completo  en carne y hueso, si el tiempo que nos toca en la vida no lo sabemos exprimir al máximo, para lograr , una cuota de felicidad.

Me despido de ti, a sabiendas, cáncer, que más temprano que tarde, los científicos encontrarán el remedio para erradicarte por siempre, antes que te posesiones de nuestro cuerpo.


Atentamente…Yo. Quien te ha vencido hasta hoy 04/02/2011