sábado, 2 de marzo de 2013

Carta al Recuerdo



Carta al Recuerdo


“Y haciendo un poco de historia,
nos volveremos atrás,
para recordar la gloria
de mis días de chaval”

                                ( Profecía. Rafael de León)


Querido Recuerdo:

Al recordar los versos de Rafael de León en su Profecía, de alguna manera siento que la memoria es algo así como “los ojitos de mi mare”, centinela de la vida. Porque la vida es una, pero vivir es mucho. En ese vivir,  la mente abre parcelas y parcelas donde guardamos los recuerdos, aunque en algún momento sintamos que los estamos perdiendo y caemos en la angustia de no recordar un nombre, unas palabras, un rostro, algún hecho que hasta hace poco nos llenaba la mente y hasta el corazón.
A veces, saltan en tropel, entonces, caemos en ese embeleso de extasiarnos con la vista fija, perdida, viendo sin mirar, porque tenemos las pupilas llenas de recuerdos.

Y te escribo,  recuerdo, porque serás olvido sin yo quererlo, porque algún rostro será una fotografía color sepia, porque alguna melodía me traerá la luz de un farol de media noche en unos ojos en los que me perdí; porque unos versos serán las palabras que he repetido para superar el dolor de la pérdida, de la ausencia, de los silencios lapidarios;  porque un aroma se quedará en mi piel recordando otra piel que fue mi abrigo. Para entonces, ya habré perdido el equilibrio de mis piernas, la claridad de mi voz que fue voz del eco del horizonte que diviso desde aquí, mis manos apenas sostendrán un lápiz y su trazo será inseguro, simulando los caminos de las montañas. Mis ojos, apenas sabrán mirar hacia dentro, porque no habrá una lente suficiente para mirar hacia afuera y quizás, estos recuerdos que me avasallan hoy, serán el olvido que llevaré hasta el final de mis días.

Querido recuerdo, lástima vana, saber que alguna vez te perderé, aunque sé que es el  ayer lo único que en realidad nos pertenece en el tiempo, lo demás,  son profecías, presagios, intentos de vida, ilusiones, proyectos, sinos sin destinos ciertos. Por eso termino con otro fragmento de Rafael de León:

“Y mientras que tu cantabas,
yo inocente, me pensé
que nos casaba la nana
como a marío y mujer.
¡Pamplinas! Figuraciones
que se inventan los chavales;
después la vía se impone:
tanto tienes, tanto vales.
Por eso yo, al enterarme
que llevas un mes casá,
no dije que iba a matarme,
sino que me daba igual”


Hasta siempre, y siempre, querido recuerdo.

Yo.