sábado, 23 de abril de 2011

Carta al mes de Abril

 


Amado mes de Abril: 

No preguntaré como Sabina esta vez, ¿quién me robó el mes de Abril? No, nadie me lo ha robado esta vez, sólo las circunstancias, los desasosiegos, el amor infinito a los míos, a mi madre, hermana, a todos los que son mi sangre y pasan y han pasado por toda la vida en los últimos tiempos, me hacen olvidar que estamos en Abril. Un tsunami ha llegado sin detenerse, arrasando, y estos brazos que nadan contra corriente, tratan, como Moisés (ilusa de mi) dividir el mar en dos, para poder pasar indemne de  las tormentas que también, viven en mí.
No, no preguntaré nada sobre mi amado Abril,  sólo sé que llueve desde antes de mi día, sólo sé que el veintitrés, es un día sin tartas, sin algarabías de festejos, sin la ilusión de otros años en celebrar el menos o el más, del calendario que inexorable pasa, cada vez a mayor velocidad. 
Se respira en casa , el ¡ay de los dolores!, a la vez que la vejez de la mayor y hasta la mía,  devasta en  los males que van surgiendo de a poco y sin remedio.
No , mi amado Abril, esta vez , nadie te borró de mi, sólo pasas, sin esa ilusión que me hacía festejar, aunque fuera a solas, el hecho de seguir respirando , despertando cada mañana,  asombrándome por el canto de las aves que escucho a pesar del concreto, de la bulla que ensordece, de las máquinas que todo lo construyen para destruir lo primigenio de la naturaleza de esta tierra,  que cada vez se rebela aún más en los desmanes que le infringe el hombre.
No, nadie me ha robado este año el mes de Abril. 

Y así como llegaste , cuarto mes del año, te recibo a pesar de la tristeza que me embarga, de las preocupaciones, del no saber, ni si hoy, porque ya es hoy veintitrés, podré con los ojos claros mirar hacia el paso siguiente de una década marcada por los presagios y los absurdos,  aunque en mi rostro, siempre se verá, estampada una sonrisa, en el conjuro de todos los males .

No puedo despedirme de ti...me viste nacer.

Yo.