martes, 9 de marzo de 2010

Carta a la presente ausencia


Querida ausencia...¡no!
Dolorosa ausencia:

Y digo dolorosa, en medio del transcurrir las horas, siendo el olvido mi negado más preciado.
Porque sigues ausente, aunque eres presencia viva, porque a pesar de los adioses incrustrados en las palabras que se hicieron versos, en las notas que se hicieron asombro por los reclamos y la rabia andante, sigues siendo el sueño de mis ojos cerrados.

Te escribo hoy, como te he escrito siempre, con el corazón atado en las manos que  van tecleando cada letra espina, pétalo o nube, que recrea una voz y una ilusión ...ausente.
Te fuiste, me fui; no fuimos, no somos, no, no. Cuando antes luchabas enconadamente por mi "sí "y yo me plantaba en ese "no" que hoy es la negación de un mañana inexistente.

Dolorosa ausencia, silencio y soledad absurda, lejana, frustrante, impotente, odiosa, sacada del sombrero de un mal mago que en vez de una paloma blanca con laurel de paz en el pico, comenzó a sacar, nudos, demonios, gritos, volcanes, cansancio, agotamiento, desgaste de una relación que ni un hilo de amistad es capaz de sostener.

(Y me quedo quieta sin que sepas, que si atisbo una lágrima en tu verso, mis ojos se aniegan y acarician tu imagen ...ausente.)

Me despido, las palabras huyen detrás del horizonte que fue asaltado por un amor que logró tocarlo,  cuando creyó que algún día tus manos y las mías, serían en nuestros finales, los bordones que sostendrían el destino que marcó nuestro encuentro.

Me despido sí, aún llamándote dolorosa presente ausencia, no puedo dejar la verdad de lado, al reconocer que sigues guardando en alguna cuenca, un corazón palpitante.

De ti y en mí,
Yo.