sábado, 26 de diciembre de 2015

¡Madre!


¿Cómo hacer con este vacío? ¿Cómo poder seguir en esta orfandad?
Mamá, me dueles, te extraño. No hay palabras, huyeron, no hay nada que me consuele...¡nada!

sábado, 28 de noviembre de 2015

Dejar ir

Encontré un cartelito de esos que te hacen pensar, de los de moda en todas partes, los que son como grafitis virtuales y que todos usamos en algún momento ante el encuentro de palabras que hablan de lo que una siente, piensa, medita.

A veces no son necesarias más palabras, ni filípicas reflexiones, a veces, en verdad, sólo basta el cartelito con la máxima que nos detuvo en el impacto, de lo que llevamos mascullando hace rato largo...



lunes, 9 de noviembre de 2015

De vez en cuando un poema es una carta nunca escrita

SI ME DICES QUE VIENES
(Autora: Teresa Coraspe-Nacida en Soledad, Estado Anzoátegui, Venezuela)
II
Pero si me dices que vienes 
me apresuraría a esconderme entre tus brazos 
para que no vengas.
Estoy desempolvando los olvidos
los siento sobre la mesa
y les coloco flores
rojas como el amor
ese que tú no sabes que existe
y vive entre botellas vacías o tazas de café
porque en cada sorbo
creo que estás/
escondido detrás de las persianas
de puertas y ventanas que no existen
en este lugar de penumbras
donde el claroscuro dibuja tu silueta
hasta ese horizonte donde moras. 
Y de allí vienes
en noches de tormenta
y dejo que me abraces
con esa manía tuya de lo lejos
señor de las lunas perdidas
que mi boca ha buscado
con el instinto roto de no hallarte
y sólo persiste este torbellino de nieblas
este raro espejismo/ 
este espejo cuarteado
donde te ocultas y me niegas.

Teresa Coraspe

domingo, 4 de octubre de 2015

Vittorio Gassman - Verra' La Morte e Avra' i Tuoi Occhi




 Verrà la morte e avrà i tuoi occhi


Verrà la morte e avrà i tuoi occhi
- questa morte che ci accompagna
dal mattino alla sera, insonne,
sorda, come un vecchio rimorso
o un vizio assurdo. I tuoi occhi
saranno una vana parola,
un grido taciuto, un silenzio.
Così li vedi ogni mattina
quando su te sola ti pieghi
nello specchio. O cara speranza,
quel giorno sapremo
anche noi che sei la vita e sei il nulla.


Per tutti la morte ha uno sguardo.
Verrà la morte e avrà i tuoi occhi.
Sarà come smettere un vizio,
come vedere nello specchio
riemergere un viso morto,
come ascoltare un labbro chiuso.
Scenderemo nel gorgo muti.

È una poesia di Cesare Pavese.


Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
- esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo. Tus ojos
serán una vana palabra,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola sobre ti misma te inclinas
en el espejo. Oh querida esperanza,
también ese día sabremos nosotros
que eres la vida y eres la nada.


Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un vicio,
como contemplar en el espejo
el resurgir de un rostro muerto,
como escuchar unos labios cerrados.
Mudos, descenderemos en el remolino.


Una poesía de Cesare Pavese

domingo, 20 de septiembre de 2015

A la Verdad

“Vale más saber una verdad, aún cuando sea difícil, vergonzosa o trágica, que ocultarla, porque aquello que se calla, es subordinado o adivinado por los otros y ese secreto, se convierte en un traumatismo más grave a largo plazo”
Claudine Vegh


Querida Verdad:

He sido siempre una abanderada de la verdad. Te prefiero aún siendo cruel,  que a la mentira, por más que la justifiquen, aunque habrá quien replique, que también la verdad tiene muchas caras y se  expresa según el cristal con que se mire.



De pronto, me detengo y pienso en las mentiras que envuelven vivir tras las máscaras que obliga la sociedad, la familia, los amores ocultos, la distancia en la memoria.  Me siento tonta útil de ti, de la verdad que quisiera gritar, de este torbellino  de velos grises ante los espejos que voy encontrando. Ser fiel a sí misma es el mayor de los retos, y lo soy, callada, sonriente, triste, enojada, superada por cada situación que vivo mordiéndome los labios y como dice Claudine Vegh, "
aquello que se calla, es subordinado o adivinado por los otros y ese secreto, se convierte en un traumatismo más grave a largo plazo”
Quizás por eso, dentro de mi mundo callado y tras las puertas de mi casa, pero bullicioso y sincero al retribuir el sentimiento que no se oculta cuando alguien toca mi corazón, no concibo, más mentiras y silencios y engaños y ocultamientos, porque exploto ya, a mis años otoñales, con la ira de llegar a los límites, a la frontera del abismo de no reconocerme ante palabras que saltan sin ser mis palabras habituales, que deploro por herirme más, quizás, que a quien van dirigidas.

Te escribo Verdad, porque ante cada papel donde se refleje mi tinta derramada, un mucho de ti en mi va de la mano, eludiendo las zarzas que dejan los engaños hechos de silencios.

Sigo mi camino, bajo mis pies el crujir de las hojas secas, con ellas, los recuerdos  se alejan día tras día sin piedad  de mi memoria.

De ti siempre seré, Verdad, porque a pesar de todo, te prefiero sin menoscabo alguno.

Sin más, recogiendo antifaces, se despide de ti,

Yo.


martes, 1 de septiembre de 2015

A los melindres



¡Ah! ¡Vaya con las palabras! Ayer sin más, me topé en una página web en la que a veces, vamos, en la que rara vez escribo pero visito, un escrito breve titulado: "Melindres". Y de pronto, recordé los famosos melindres, que nada tienen que ver con  su significado de:  

"remilgo, escrúpulo, ñoñez, cursilería, amaneramiento, ridiculez" No, sino con esas rosquillas acarameladas, tan de esta región donde vivo, aunque sean de origen gallego.


Y el dulzor llegó a mi boca, porque muchas veces he elaborado, melindres caseros,
dejando atrás esa amargura que trae a veces en fardos la vida, en el vivir que nos toca.
Ser melindroso es  algo, que a pesar de las querencias de ser valiente, de enfrentar con arrojo las batallas que vamos sorteando, nos atrapa en sus redes y troca en amargos los dulces placeres. 


Cierto es y siempre mantengo, que a pesar de los desengaños, de los zarpazos, de las garras  ensangrentadas de tanto asirse a la esperanza, hay que mirar hacia adelante, oteando horizontes o encontrando luz en las estrellas.  Aparcar el miedo a un lado del camino. Mientras tanto, por qué no, ir saboreando algún melindre que endulce la boca que guarda los besos, que añoran al amor que espera,  a la vuelta de la esquina aquella.



Yo.

(Con moraleja incluida: Cada palabra tiene un haz y un envés)


viernes, 7 de agosto de 2015

Quizás un café




quizás un café
 en una  larga historia contada a trazos 
entre las luces de un atardecer
quizás un silencio
que llene toda la vida de alguna ausencia

quizás un viaje
a la Toscana calle donde algún poema
desgaja amores en los pétalos que el viento lleva

quizás un café 
por aquel encuentro 
que nunca se dió



Esmeralda Urrutia
07/08/2015

miércoles, 8 de julio de 2015

Al silencio

Necesario a veces, incomprensible en otras. Siempre vago, siempre extraño, siempre en la nada de cada todo que se desvanece en el vacío del silencio.

A veces te busco, trato de escucharte, remembranzas atropellan la memoria, querencias arrasan al corazón.
Y sin embargo,   a pesar de todo, hay una espina que habla de ignorancias al callar. Imagino espaldas que huyen hacia otros horizontes. Imagino desprecios, imagino...

Incomprensible silencio.



sábado, 31 de enero de 2015

Carta a la obsesiva...¡soledad!


¡Cuántas veces he leído en tantos escritos, escuchado en tantas canciones, el saludo que te nombra: hola soledad!
No seré menos:

Hola soledad.

Con minúscula, que la S así, grande, te hace sujeto con nombre propio, nombre de mujer con mirada triste, con las manos cruzadas en el regazo vacío; sin embargo, a pesar de letra pequeña, eres inmensa en lo que tocas y abarcas y vives y encarnas, porque, como siempre en emociones, en sentimientos volcados en palabras de ermitaños, de huraños refugiados en apartes mundanos, eres la compañera intangible, la novia sin velo y ramo de flores, la que espera al amado o a la amada, la inasible entre lo etéreo y lo palpable, la presente en la ausencia, la que abraza y abrasa sin mediar en la vida que te contiene.

Hola soledad. No sé en qué momento te instalaste en mi habitación, en mi cama, en la casa que habito, en las calles que recorro, en la mirada que otea horizontes lejanos. No lo sé. Sólo sé que siento tu mordida en mi alma, el desgarro en la muda voz que se ahogó en mi garganta.

Y de pronto, los versos de Nelly Fonseca Recavarren, en su poema Soledad se imprimen en mis pupilas:

Mi madre debió llamarme
Soledad.

Nombre inmenso como el cielo;
nombre amargo como el mar...
Mi madre debió llamarme
Soledad.

Soledad, porque mi boca
se ha olvidado de besar;
porque las rosas se mustian
sin abrirse en mi rosal,
mi madre debió llamarme
Soledad.

Un ángel negro, a mi vera,
siembra más huertos de sal,
Jazmín que mi mano toca
no florece jamás.
Mi madre debió llamarme
Soledad.

Me llaman con otro nombre
que suena a plata y cristal.
Me llaman, mas no respondo;
pues, en mi lírico afán,
yo sé que debí llamarme
Soledad.

Soledad de noche oscura
que presagia tempestad.
Soledad de campo raso
sin un árbol ni un cantar.
Soledad de lo infinito:
soledad de cielo y mar...
soledad como la mía:
¡Soledad!


¿Qué más decir ante este incuestionable poema que lo dice todo en el presagio de toda tempestad?
Me siento exiliada de mí misma, me siento forastera de mi vida. Nada más puedo escribir, se duermen mis dedos ante el teclado. La mano siempre extendida, se cierra en un puño apretado que hace sangrar la palma, gesto involuntario en el poco lírico afán de atraparte soledad, para dejarte ir.

Miro a mi alrededor, escucho el silencio...pesa, duele.

Sin más, hasta siempre...soledad.

Yo.

lunes, 5 de enero de 2015

Al amor



¿Cuándo no es propicia una carta al amor?

Adquieres alma, porque estás hecho de alma, adquieres piel, en los seres que despiertan tu emoción, haciéndose sentimiento. Eres tangible en lo intangible.

Saltas en el trampolín que es la vida. Eres risa, llanto, alegría, tristeza, nostalgia, melancolía, felicidad a ratos, angustia a momentos y todo ese sentir que nos abarca, que nos mueve y guía con el timón de tus apetencias.

Navegas por mares ignotos, naufragando la lágrima que se formó en alguna mirada que te supo ausente, regresas a la playa, vuelves a los ríos, a los deltas y así a los mares de siempre, yendo a la deriva.
Vuelas cual águila indómita sobre riscos escarpados, cual colibrí multicolor libando la miel de la flor que se entrega a tus devaneos. Saltas y vuelves a saltar en este trampolín sin mella, sin descanso que es la vida.

Y, a pesar de todo, a pesar que te encuentre "en el rescoldo de una columna quebrada", seguirás siendo el motor que impulse el vivir.

¿Cómo no escribirte amor, una carta?

Siempre tuya.

Yo.