martes, 13 de enero de 2009

Carta a las Máscaras


Mis bien reconocidas a veces, Máscaras:




¡Cuánto se ha escrito sobre el tema! ¡Cuántas veces se ha novelado sobre ustedes, Máscaras de vida, de andar por el mundo, pegadas a una cara y hasta en la piel entera!

Reconozco las mías, las ya conocidas, las que desde que nací comenzaron a colocarme los mayores resposables de mí, hasta cada una que fui colocando en mi rostro a medida que fui creciendo, que me fui haciendo joven, adulta, mayor yo también.
Máscaras, antifaces que han cubierto mis yo, reflejados en cada gesto de mi cara espejo, de mis adentros, de mi ser, de mis ocultas vidas, de mis luces a veces, de mis noches las otras.
Siempre a mano, siempre colgadas detrás de cada puerta: de la habitación, de la principal de la casa, la que da salida a la calle; de la que entra a una oficina, a un Café, a un hospital, una cárcel, a una tienda de ropa, a un templo, a un velatorio, un entierro; la que en un parque se acomoda , o la que simplemente se calza sola en medio del campo o del mar, después de desnudar el rostro de todas las máscaras que hasta allí llegaron.
Cada una de ustedes, Máscaras, es una página del gran Libro de la Vida, de ese libro que voy escribiendo, como lo estás escribiendo tú, sí, tú, lector de mis interioridades, de mis emociones, sentimientos, pasajes de vida, tú que libras las mismas batallas de las máscaras que mejor quedan en talla y medida o las de sacar y tirar por inútiles, porque ya no hay nada que ocultar detrás de ellas.
Lo que me agobia a veces, es el peso de alguna máscara imposible de arrancar, a pesar de la adultez, los años, la vida, porque se quedó pegada a la piel del rostro como una sanguijuela, chupando cada gota de sangre que va quedando en mi cuerpo, engordando, hasta hacer que mis párpados hinchados no permitan el abrir los ojos y poder mirar a través de otras máscaras que me persiguen sin piedad. Y me duelen, me duelen, porque si pudiera arrancarlas, las mías quizás, escaparían de mi faz, para hacerme libre, dejando entrar la brisa y la luz del sol en la vida que habría que vivir , sin máscara alguna.

Sin embrago, me detengo y detienen, en esta carrera de abandonos y el espejo que delante tengo, reconoce a una mujer, que yo no reconozco.


De ustedes atentamente, mis máscaras en minúscula,


Yo.







24 comentarios:

Moony-A media luz dijo...

A veces, estamos tan acostumbradas a calzarnos cada vez la máscara adecuada, o a que nos coloquen la que les gusta a los que nos rodean, que el día que nos miramos sin ellas a un espejo, nos cuesta reconocernos.
Porque no somos quien dicen que somos, ni quien nos convencieron que éramos.
Somos sólo nosotras.

Preciosa carta...

Un beso grande.

Cartas que nunca escribí dijo...

Agradezco tu comentario, pleno de sabiduría.

Abrazo inmenso.

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola, Esmeralda...

Máscaras, máscaras que nos pusieron o nos pusimos y nos acompañan por la vida aunque ya pesen demasiado.

Máscaras que desaparecerán de nuestro rostro, solamente el día en que ya no tengamos nada que ocultar.

Un abrazo.

Xabo Martínez dijo...

"False face must hide what false heart doth know"
o lo que es lo mismo
"Una cara mentirosa debe ocultar lo que sabe un corazón falso."
claro: Shakespeare

"Y si al quitar mi mascara y mirar al espejo, solo encuentro el vacio????"
Yo

Cartas que nunca escribí dijo...

Gab, excelente pregunta...excelente.
Gracias.
Abrazo

efimero y abstracto dijo...

No me gustan las mascaras...
pero a veces son necesarias para no quedar tan expuestos...verdad?
Solo la uso en caso de SOS
Si no que se chanten tal cual...soy..total que tan terrible puedo ser...solo yo

KLAU dijo...

CON TAL DE NO CONVERTIRNOS EN ELLAS POR MIEDO !!! SIN DUDA ALGUNA, ANTE ALGUN MOMENTO TODOS TENEMOS UNA QUE PONERNOS INCLUSIVE PARA NUESTRO PROPIO CUIDADO, QUIZAS CUANDO UNO MUCHO HA SUFRIDO ES HASTA LOGICO QUE LO QUE PRIMERO MUESTRE NO SEA EL VERDADERO YO... A QUIEN LE GUSTA VIVIR ETERNAMENTE LASTIMADO?
PERO AL FIN SALE NUESTRO ROSTRO, CON LAS MARCAS, EL SOL, LAS ARRUGUITAS PERO LA FRENTE ALTA.. Y ES AHI CUANDO NOS REFLEJAMOS EN NUESTRO ESPEJO SEGURAS DE NOSOTRAS

MIL BESOS PRECIOSA
KLAU ♥

KAMELUCHA,.,.,.,.,., dijo...

Es dificil saber distinguir las mascaras de la gente,,alguna mas que otras,,y las de una,,que se yo tantas veces tiene una que ponerse esa de payasito,,,,jijijaja,,todo està bien,,,me siento bien,,para que nuestro alrrededor no lo pase mal...ser uno mismo siempre,,,,y cargar la mascara que a veces como dices,,con los años,,se nos ha quedado ahi,,pegadita a la piel..
besiñosss....

dakota73 dijo...

Es raro, pero siento que acá, sin conocernos las caras no usamos las mascaras y somos nosotros mismos, unidos en un lenguaje que es fruto del magnetismo o el destino, no del azar. Cuando te leo creo conocer aspectos que lo cotidiano no permite. Las mascaras no son ni buenas ni malas, simplemente no son nosotros. Espero que arranques este año con más fuerza aun que el anterior, es difícil pero es nuestra misión, un beso grande.

Pablo Rodríguez Burón dijo...

paso a leerte y a desearte feliz año.
Un abrazo fuerte

Raúl dijo...

Yo también tengo un trato exquisito con las mías; que son varias. Claro.
un saludo.

ISABEL TEJERA CARRETERO dijo...

Que preciosa carta, ahora que ya puedo leer y que la última máscara se ha desprendido de mi alma Que hermosa similitud , y que real cuando dices que hay máscaras como sanguijuelas,...
Un abrazo

Mateo Bellido dijo...

Me gusta que la gente se plantee asuntos de tal calibre. Así yo puedo implicarme y hacer que me lo plantee, pues de mí quizás no hubiera salido.
Sí ¿Cuánta máscara guardamos y cuánta dejamos por el camino?
Con los años dejé la timidez, pero la tenía tan incrustada que sigue quemándome la piel.Quizás por eso escriba en un blog y siga otros como éste para seguir arrancándomela.
Un abrazo desenmascarado.

Cartas que nunca escribí dijo...

¡Cuánto comentario enriquecedor!
Me alegra tanto la compañía, sobre todo cuando ya no hay huellas que seguir en lo anhelado y en la promesa del andar en par.
Gracias. Sin la máscara de la hipocresía, a cara despejada en el afecto y el agradecimiento.
¡Gracias!

Miriam dijo...

Hola amiga! aquí de vuelta de mis vacaciones.
Las máscaras a veces nos ayudan y a veces nos complican mucho mas que nuestras verdaderas caras.
Creo que cerrar los ojos e imaginar solamente como es nuestro verdadero rostro, hará que las mismas se diluyan poco a poco, para dejar al descubierto una nueva piel y un nuevo rostro.
Regenenerarse, ordenarse y volver a remontar vuelo... con una nueva piel, y un nuevo horizonte...
Besos

Inés Bohórquez (Ibo) dijo...

Cuantas mascaras mi querida amiga, esas que pesan tanto que nos sangran la cara. Cuantas facetas en una sola vida y tanto que se dice que jamas se hace.

Tenemos máscaras hasta para mirarnos a los ojos esperando que alguna de esas caras de la cara ante lo que realmente somos.

Maquillaje funesto que habla desde dentro, burla de lo que somos esperando taparnos por miedo a mirar al espejo!

un abrazo

Susana Peiró dijo...

Otra preciosa y reflexiva carta, Esme.

Las máscaras pueden prestar su utilidad para enfrentar algunos desafíos, pero lo importante es no prolongar el uso, suelen confundirse con el rostro real.

Mis besitos Amiga!

Recomenzar dijo...

Bella manera de desnudarte y aunque no locreas a muchos nos pasa lo mismo hay momentos en que no nos reconocemos y te cuento son los mejores porque quiere decir que estamos creciendo. te pongo conmigo me encantó tu texto

Guadalupe Munguia dijo...

Yo quiero pensar que hay una enorme diferencia entre quien se coloca una máscara, como armadura para defenderse o evitarse un mal mayor, y quien se las coloca a manera del antifaz del ladrón...para ir robándole a los otros tiempo, energía y alegría.

Las que nos cuelgan los demás, son etiquetas y esas, con un poquito de agua tibia y mucha paciencia, terminan por despegarse.

En tu caso, mi querida amiga, creo que tienes máscaras armaduras, cero antifaces y alguna etiqueta que, en todo caso, no ocultan la grandeza de espíritu que posees.

Un beso y muchos, pero que muchos apapachos

Cartas que nunca escribí dijo...

Incombustible,mi querida Lupe, gracias y cuánta razón en tus palabras.

Miriam., Inés, Susana, Recomenzar, ¿qué decirles de sus comentarios que van alimentando las consideraciones de esta carta dedicada a las máscaras?
Mi agradecimiento afecto inmenso.

Besos a todas y a todos

maracuyá dijo...

Tantas máscaras hemos llevado y llevaremos, las cambiamos cada día, mañana seremos otros...como dijo
Augusto Frederico Schmidt
................................
Não nos encontraremos nunca mais,
não seremos nunca mais os mesmos,
com o mesmo ritmo e as mesmas incertezas dêste instante.
Mais um dia, e nascerão coisas novas em nós,
e nossos corações serão diferentes
habitados por outros sentimentos
.................................
Con tu permiso te llevo a mis blogs favoritos...si no lo quieres
me lo dices.
Un abrazo

CeciS dijo...

Una de las mejores cartas sin duda.
Si me lo permites tomare inspiracion en este tema para un futuro posteo.
Las mascaras, como bien dice la carta, no siempre nos la ponemos nosotros mismos no? Incluso a veces que si somos nosotros lo hacemos inconscientemente y no notamos que vamos haciendo mas gruesa la capa de barniz de falsedades que nos cubre.

Creo que la madurez se da en querer quitarse las mascaras a pesar del miedo que esto conlleva. Conocerse a uno mismo.

Gracias por seguir mi blog.. Mi primer seguidor.

Saludos

Tapioski dijo...

Que facilidad para expresar sentimiento y sensaciones, me encanta. Estoy empezando un blog, donde cuento relatos de mi vida, entre cosas. Te invito a que te pases, y me des tu sincera opinión.Gracias. Aquí tienes otro seguidor.
www.yoyomismoylosmios.blogspot.com

Fermín Gámez dijo...

Hermosa carta a un artilugio, las máscaras, denostadas a veces injustamente por los que menos las conocen.