Hay cartas que se quedan guardadas en el tintero, en aquellas hojas con imágenes de enamorados, pensamientos, o escarabajos jugando a correr por todo el papel. Hay cartas que se quedaron en la pluma Parker que me regaló papá; en el lápiz grafito Nº 2, o en aquel primer bolígrafo, que escribía suavecito, pero nunca como mi pluma. Hay cartas que llevo guardadas en el alma y que pujan por salir.
La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio. Friedrich Nietzsche (1844-1900) Filosofo alemán
Cartas de amor
Las cartas de amor se escriben empezando sin saber lo que se va a decir, y se terminan sin saber lo que se ha dicho. Jean Jacques Rousseau (1712-1778) Filósofo francés.
seres humanos
Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez. Gabriel García Márquez (1927-?) Escritor colombiano
Habrá razón
Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido, que abrirla y disipar la duda. Mark Twain (1835-1910) Escritor y periodista estadounidense
Aprendiendo
Aprendemos a amar, no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando llegamos a ver de manera perfecta, a una persona imperfecta. Sam Keen (1931-?) Escritor, profesor y filósofo americano
El tiempo en nosotros
Una bella ancianidad es, ordinariamente, la recompensa de una bella vida. Pitágoras de Samos (582 AC-497 AC) Filósofo y matemático griego.
¿Qué sería de nosotros sin la imaginación?
La imaginación abre a veces unas alas grandes como el cielo en una cárcel grande como la mano. Louis Charles Alfred de Musset (1810-1857) Poeta francés.
Comprender
Lo que no comprendemos no lo poseemos. Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) Poeta y dramaturgo alemán.
Sobre el sexo
Sólo existen dos cosas importantes en la vida. La primera es el sexo y la segunda no me acuerdo. Woody Allen (1935-?) Actor, director y escritor estadounidense
Filosofar
Una gran filosofía no es la que instala la verdad definitiva, es la que produce una inquietud. Charles Péguy (1873-1914) Escritor francés.
Sobre la belleza
La belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora. José Ortega y Gasset (1883-1955) Filósofo y ensayista español.
Un tanto sobre el otro yo
Aunque estés solo, no debes decir ni hacer nada malo. Aprende a avergonzarte más ante ti que ante los demás. Demócrito de Abdera (460 AC-370 AC) Filósofo griego.
Hablando de almas
Las almas más grandes son tan capaces de los mayores vicios como de las mayores virtudes. René Descartes (1596-1650) Filósofo y matemático francés.
Sobre la Felicidad
Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas. Pablo Neruda (1904-1973) Poeta chileno
Sobre los amigos
¿Qué cosa más grande que tener a alguien con quien te atrevas a hablar como contigo mismo? Marco Tulio Cicerón (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano.
Hablando de tristezas
Ningún lugar en la vida es más triste que una cama vacía. Gabriel García Márquez (1927-?) Escritor colombiano.
Adiós
Sobre las despedidas
Las despedidas siempre duelen, aun cuando haga tiempo que se ansíen. Arthur Schnitzler (1862-1931) Dramaturgo austríaco.
Asombro
El amigo cierto
Él es mi amigo más querido y el más cruel de mis rivales, mi confidente y el que me traiciona, el que me apoya y el que de mí depende; y lo más espantoso de todo: es mi igual. Gregg Levoy (1953-?) Escritor estadounidense
Espejos
De imágenes y ser
Dime lo que crees ser y te diré lo que no eres. Henry F. Amiel (1821-1881) Escritor suizo.
Esperanza
Desesperanza y esperanza
La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo. Maurice Maeterlinck (1862-1949) Escritor belga
El más grande amor
Amar
Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida. Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense.
Juventud
Sobre la juventud
No basta con ser joven. Es preciso estar borracho de juventud. Con todas sus consecuencias. Alejandro Casona (1903-1965) Dramaturgo español.
Ausencia
Una gran verdad
Nadie nos pertenece, salvo en el recuerdo.
John Updike
El amor cubierto de Noche
Sobre la Noche
El pensamiento no es más que un relámpago en medio de una larga noche. Pero ese relámpago lo es todo. Henri Poincaré (1854-1912) Matemático francés.
Despedida de amor
dolor
Desengaño
Nos equivocamos a menudo en el amor, a menudo herido, a menudo infeliz, pero soy yo quien vivió, y no un ser ficticio, creado por mi orgullo. George Sand (1804-1876) Escritora francesa
Horizonte
a la vista inalcanzable, al llegar, la felicidad
Al desear
Si no tienes ganas de ser frustrado jamás en tus deseos, no desees sino aquello que depende de ti. Epicteto de Frigia (50-135) Filósofo grecolatino.
Pido
Sobre pedir
Muchas veces las cosas no se le dan al que las merece más, sino al que sabe pedirlas con insistencia. Arthur Schopenhauer (1788-1860) Filósofo alemán
La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes. John Lennon (1940-1980) Cantante y compositor británico
De mi un todo para ti
De espejismos
Déjame sólo un poco de mí mismo para que pueda llamarte mi todo. Rabindranath Tagore (1861-1941) Filósofo y escritor indio.
Deseos
¡Felicidades!
Navidad
Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año. Charles Dickens (1812-1870) Escritor británico
Con la ilusión del mañana
De esperanzas
La esperanza es el sueño del hombre despierto. Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.
Corazón en construcción
De amar
El enamoramiento es un estado de miseria mental en que la vida de nuestra conciencia se estrecha, empobrece y paraliza. José Ortega y Gasset (1883-1955) Filósofo y ensayista español.
Máscaras
Del pasar las máscaras del tiempo
Con veinte años todos tienen el rostro que Dios les ha dado; con cuarenta el rostro que les ha dado la vida y con sesenta el que se merecen. Albert Schweitzer (1875-1965) Filósofo, médico y escritor alemán.
De extraño sentir
Sentimiento
Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento. Miguel de Unamuno (1864-1936) Filósofo y escritor español
Lo tonta que soy
Por el sufrir
El mayor número de los males que sufre el hombre proviene del hombre mismo. Plinio el Joven (62-113) Escritor romano
Cupido
Sobre el amar...otra vez
Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor. Tácito (55-115) Historiador romano
De soledades vengo
Soledad
Estoy solo y no hay nadie en el espejo. Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.
Entre odios andamos
Amor y odio
Cuanto más se ama a un amante, más cerca se está de odiarle. François de la Rochefoucauld (1613-1680) Escritor francés.
Viviendo entre libros, corazón y alma
Poesía
Simplemente Poesía
La poesía huye, a veces, de los libros para anidar extramuros, en la calle, en el silencio, en los sueños, en la piel, en los escombros, incluso en la basura. Donde no suele cobijarse nunca es en el verbo de los subsecretarios, de los comerciantes o de los lechuginos de televisión. Joaquín Sabina (1949-?) Cantautor y poeta español.
Un amor que no mate
que encienda
Conjugando al amor
Yo amo, tu amas, el ama, nosotros amamos, vosotros amáis, ellos aman. Ojalá no fuese conjugación, sino realidad. Mario Moreno 'Cantinflas' (1911-1993) Actor mexicano
Del destino
vacío
Si se pudiera dominar...
Me apoderaré del destino agarrándolo por el cuello. No me dominará. Ludwig van Beethoven (1770-1827) Compositor y músico alemán.
Olvido
Una de Benjamín sobre el olvido
Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y corrompido, escribe cosas dignas de leerse, o haz cosas dignas de escribirse. Benjamin Franklin (1706-1790) Estadista y científico estadounidense.
Telegrafista
De angustias
La angustia es la disposición fundamental que nos coloca ante la nada. Martin Heidegger (1889-1976) Filósofo alemán.
Yo
Sobre sí mismo
Lo peor que puede pasarle a un hombre es llegar a pensar mal de sí mismo. Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) Poeta y dramaturgo alemán
Como en familia
los pronombres personales
Del Lenguaje
El lenguaje es el vestido de los pensamientos. Samuel Johnson (1709-1784) Escritor inglés.
Sentir al niño
que aún vive en ti
Sobre la niñez
He llegado por fin a lo que quería ser de mayor: un niño. Joseph Heller (1923-1999) Escritor norteamericano
En el baúl
los recuerdos
Sobre el tiempo
El único encanto del pasado consiste en que es el pasado. Oscar Wilde (1854-1900) Dramaturgo y novelista irlandés
Quimera
De calderón De La Barca
¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son. Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) Dramaturgo y poeta español.
Mario Benedetti
¡Hasta siempre Maestro!
Haiku 224
y aquí termino sin hacer sombra a nadie ni descuidarme
Mario Benedetti Poeta, ensayista, novelista. Escritor. (1920 /2009)
Mientras no nos pasen la factura de sus honorarios
son nuestros ángeles guardianes
Un concepto interesante sobre la salud y la amistad
Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud. Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.
Esperando
...lo que nunca llegó
Sobre la espera
Lo esperado no sucede, es lo inesperado lo que acontece. Eurípides de Salamina (485 AC-406 AC) Poeta trágico griego
Amarse
así, sería...tan bonito
De amarse
Si tú me amaras y yo te amase, ¡cómo nos amaríamos!. Paul Géraldy (1885-1983) Poeta y dramaturgo francés.
Mi yo en la nada
sola
De soledades sigo
Nadie es más solitario que aquél que nunca ha recibido una carta. Elías Canetti (1905-1994) Autor búlgaro en lengua alemana.
¡Gracias!
siempre
Gratitud
Siendo niños éramos agradecidos con los que nos llenaban los calcetines por Navidad. ¿Por qué no agradecíamos a Dios que llenara nuestros calcentines con nuestros pies? Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) Escritor británico.
Sensualidad
vivir es disfrutar la vida sin hacer daño a nadie
Deseo
¡Cómo pinta el deseo los colores del iris en las nieblas de la vida! Rabindranath Tagore (1861-1941) Filósofo y escritor indio.
No hay amor más grande
que el de una madre
Mamá
Todo lo que soy o espero ser se lo debo a la angelical solicitud de mi madre. Abraham Lincoln (1808-1865) Político estadounidense.
Enamoramiento
qué etapa tan bonita
Enamorarse
El que vive enamorado delira, a menudo se lamenta, siempre suspira, y no habla sino de morir. Pietro Metastasio (1698-1782) Poeta italiano.
Tantas razones
como humanos somos en el planeta tierra
Razonar
El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda. Concepción Arenal (1820-1893) Escritora y socióloga española.
Del ser
soy lo que soy
De la Vida
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante. Oscar Wilde (1854-1900) Dramaturgo y novelista irlandés.
Vacío
vacío, vacío
De vacíos, soledades
Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso, ¡qué soledad errante hasta tu compañía! Pablo Neruda (1904-1973) Poeta chileno.
Presente Ausencia
Nunca ida
De presentes y ausencias
"No hay presente: todos los caminos son recuerdos o preguntas." Miguel Martí i Pol (1929-2003) Poeta español en lengua catalana
Caen la horas
sin tiempo
Hora y tiempo
El tictac de los relojes parece un ratón que roe el tiempo.
"Si sientes que todo perdió su sentido, siempre habrá un ¨te quiero¨, siempre habrá un amigo. Un amigo es una persona con la que se puede pensar en voz alta."
Ralph Waldo Emerson (1803-1882) Poeta y pensador estadounidense.
Siempre habrá un adiós
cuando el tiempo nos alcanza
En los sesenta
"Nada nos envejece tanto como la muerte de aquellos que conocimos durante la infancia"
Julian Green (1900-1998) Escritor norteamericano, nacido en Francia.
Abril
mi abril
En el mes de Abril
La primavera ha venido, nadie sabe cómo ha sido.
Antonio Machado (1875-1939) Poeta y prosista español.
Límites
las fronteras, paralizan.
De límites, fronteras
"La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible."
Arthur C. Clarke (1917-2008) Escritor inglés de ciencia ficción.
Llévame al mar
tú, que puedes
Del amor y los sueños rotos
"Por qué se me vendrá todo el amor de golpe cuando me siento triste, y te siento lejana ..."
EM/ ¿Cómo habrá amanecido Ella de sus males físicos?
No quiero preguntar por los del alma, que son como los míos, naves abandonadas o restos de naufragio hundidos en un mar de apariencia serena.
EU/ Ella, la que asila en si a la palabra, la que imagina cielos de colores entre montañas mientras presiente el mar.
Ella, la que sufre de nostalgias, la que despierta entre los sueños de albas amorosas.
Esa Ella, está mejor.
EM/ Ella, alguna vez me preguntó si sus letras se parecen a sus besos.
EU/ ...y, quizás, Ella, en medio de una ensoñación respondió: no lo sé, si te atreves...
A unos abrazos Sí, esta carta va dirigida a unos abrazos. El primero, a aquel abrazo que nos conforta, el que nos abriga el alma, por el que daríamos hasta lo que no tenemos por sentirlo. El abrazo de mamá. Mamá, la que mora en esa dimensión desconocida, pero que en mi fe, deseo de todo corazón exista y que esté gozando del paraíso prometido. Y luego, a tu abrazo. Sí, el que tantas veces he imaginado. Aquel que sueño pensando en tu casa con balcón, porque imagino tu casa en alto y con balcón, donde podríamos mirar a selene que juguetea con las nubes, que osadas ellas, pasan coqueteando con el viento que las mueve hacia inciertos horizontes. Y allí, bajo la luz de las estrellas, sintiendo la suave brisa de la noche, tu hombro, tus brazos puedan ser ese cobijo que ansía mi ser. Qué total demencia, qué injusta la vida, o el vivir, que nos arrebata lo amado de sangre y entraña y levanta muros en la ausencia de lo no vivido, mirando hacia atrás, por trasiegos de constantes ironías y tontas acciones que hacen del presente nostalgias y soledades sin fín. Así que vayan estas líneas a donde el viento las lleve, como a esas nubes que parecen algodón. Sin más, Yo, la de las cartas ausentes. Diciembre 18 de 2017
Tal cual me llegó, como un escrito "anónimo" así lo comparto. Sentí al leerlo como si en una
reunión de amigos, mucho de lo aquí expresado, fueran mis ideas, mi parecer.
¿Qué se siente ser vieja?
El otro día, una persona joven me preguntó: -¿Qué sentía ser vieja?-
Me sorprendió mucho la pregunta, ya que no me consideraba vieja.
Cuando vió mi reacción, inmediatamente se apenó, pero le expliqué que
era una pregunta interesante. Y después de reflexionar, concluí que
hacerse viejo es un regalo. A veces me sorprendo de la persona que
vive en mi espejo. Pero no me preocupo por esas cosas mucho tiempo. Yo
no cambiaría todo lo que tengo por unas canas menos y un estomago plano.
No me regaño por no hacer la cama, o por comer algunas "cositas" de
más. Estoy en mi derecho de ser un poco desordenada, ser extravagante y
pasar horas contemplando mis flores. He visto algunos queridos amigos irse de este mundo, antes de haber disfrutado la libertad que viene con hacerse viejo.
-¿A quién le interesa si elijo leer o jugar en la computadora hasta las
4 de la mañana y después dormir hasta quien sabe qué hora?- Bailaré conmigo al ritmo de los 50's y 60's. Y si después deseo llorar por algún amor perdido...¡Lo haré!
Caminaré por la playa con un traje de baño que se estira sobre el
cuerpo regordete y haré un clavado en las olas dejándome ir, a pesar de
las miradas de compasión de las que usan bikini. Ellas también se harán
viejas, si tienen suerte... Es verdad que a través de los años mi
corazón ha sufrido por la pérdida de un ser querido, por el dolor de un
niño, o por ver morir una mascota. Pero es el sufrimiento lo que nos da
fuerza y nos hace crecer. Un corazón que no se ha roto, es estéril y
nunca sabrá de la felicidad de ser imperfecto. Me siento orgullosa por
haber vivido lo suficiente como para que mis cabellos se vuelvan grises y
por conservar la sonrisa de mi juventud, antes de que aparezcan los
surcos profundos en mi cara. Ahora bien, para responder la pregunta
con sinceridad, puedo decir: -¡Me gusta ser vieja, porque la vejez me
hace más sabia, más libre!-. Se que no voy a vivir para siempre,
pero mientras esté aquí, voy a vivir según mis propias leyes, las de mi
corazón. No pienso lamentarme por lo que no fue, ni preocuparme por lo
que será. El tiempo que quede, simplemente amaré la vida como lo hice
hasta hoy, el resto se lo dejo a Dios. Anónimo
Encontré un cartelito de esos que te hacen pensar, de los de moda en todas partes, los que son como grafitis virtuales y que todos usamos en algún momento ante el encuentro de palabras que hablan de lo que una siente, piensa, medita.
A veces no son necesarias más palabras, ni filípicas reflexiones, a veces, en verdad, sólo basta el cartelito con la máxima que nos detuvo en el impacto, de lo que llevamos mascullando hace rato largo...
(Autora: Teresa
Coraspe-Nacida en Soledad, Estado Anzoátegui, Venezuela)
II
Pero si me dices que vienes me apresuraría a esconderme entre tus brazos para que no vengas.
Estoy
desempolvando los olvidos
los siento sobre la mesa
y les coloco flores
rojas como el amor
ese que tú no sabes que existe
y vive entre botellas vacías o tazas de café
porque en cada sorbo
creo que estás/
escondido detrás de las persianas
de puertas y ventanas que no existen
en este lugar de penumbras
donde el claroscuro dibuja tu silueta
hasta ese horizonte donde moras.
Y de allí vienes
en noches de tormenta
y dejo que me abraces
con esa manía tuya de lo lejos
señor de las lunas perdidas
que mi boca ha buscado
con el instinto roto de no hallarte
y sólo persiste este torbellino de nieblas
este raro espejismo/
este espejo cuarteado
donde te ocultas y me niegas.
Verrà la morte e avrà i tuoi occhi
- questa morte che ci accompagna
dal mattino alla sera, insonne,
sorda, come un vecchio rimorso
o un vizio assurdo. I tuoi occhi
saranno una vana parola,
un grido taciuto, un silenzio.
Così li vedi ogni mattina
quando su te sola ti pieghi
nello specchio. O cara speranza,
quel giorno sapremo
anche noi che sei la vita e sei il nulla.
Per tutti la morte ha uno sguardo.
Verrà la morte e avrà i tuoi occhi.
Sarà come smettere un vizio,
come vedere nello specchio
riemergere un viso morto,
come ascoltare un labbro chiuso.
Scenderemo nel gorgo muti.
È una poesia di Cesare Pavese.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
- esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo. Tus ojos
serán una vana palabra,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola sobre ti misma te inclinas
en el espejo. Oh querida esperanza,
también ese día sabremos nosotros
que eres la vida y eres la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un vicio,
como contemplar en el espejo
el resurgir de un rostro muerto,
como escuchar unos labios cerrados.
Mudos, descenderemos en el remolino.
“Vale más saber una verdad, aún cuando sea difícil, vergonzosa o trágica, que ocultarla, porque aquello que se calla, es subordinado o adivinado por los otros y ese secreto, se convierte en un traumatismo más grave a largo plazo”
Claudine Vegh
Querida Verdad:
He sido siempre una abanderada de la verdad. Te prefiero aún siendo cruel, que a la mentira, por más que la justifiquen, aunque habrá quien replique, que también la verdad tiene muchas caras y se expresa según el cristal con que se mire.
De pronto, me detengo y pienso en las mentiras que envuelven vivir tras las máscaras que obliga la sociedad, la familia, los amores ocultos, la distancia en la memoria. Me siento tonta útil de ti, de la verdad que quisiera gritar, de este torbellino de velos grises ante los espejos que voy encontrando. Ser fiel a sí misma es el mayor de los retos, y lo soy, callada, sonriente, triste, enojada, superada por cada situación que vivo mordiéndome los labios y como dice Claudine Vegh, "
aquello que se calla, es subordinado o adivinado por los otros y ese secreto, se convierte en un traumatismo más grave a largo plazo”
Quizás por eso, dentro de mi mundo callado y tras las puertas de mi casa, pero bullicioso y sincero al retribuir el sentimiento que no se oculta cuando alguien toca mi corazón, no concibo, más mentiras y silencios y engaños y ocultamientos, porque exploto ya, a mis años otoñales, con la ira de llegar a los límites, a la frontera del abismo de no reconocerme ante palabras que saltan sin ser mis palabras habituales, que deploro por herirme más, quizás, que a quien van dirigidas.
Te escribo Verdad, porque ante cada papel donde se refleje mi tinta derramada, un mucho de ti en mi va de la mano, eludiendo las zarzas que dejan los engaños hechos de silencios.
Sigo mi camino, bajo mis pies el crujir de las hojas secas, con ellas, los recuerdos se alejan día tras día sin piedad de mi memoria.
De ti siempre seré, Verdad, porque a pesar de todo, te prefiero sin menoscabo alguno.
¡Ah! ¡Vaya con las palabras! Ayer sin más, me topé en una página web en la que a veces, vamos, en la que rara vez escribo pero visito, un escrito breve titulado: "Melindres". Y de pronto, recordé los famosos melindres, que nada tienen que ver con su significado de:
"remilgo, escrúpulo, ñoñez, cursilería, amaneramiento, ridiculez" No, sino con esas rosquillas acarameladas, tan de esta región donde vivo, aunque sean de origen gallego.
Y el dulzor llegó a mi boca, porque muchas veces he elaborado, melindres caseros,
dejando atrás esa amargura que trae a veces en fardos la vida, en el vivir que nos toca.
Ser melindroso es algo, que a pesar de las querencias de ser valiente, de enfrentar con arrojo las batallas que vamos sorteando, nos atrapa en sus redes y troca en amargos los dulces placeres.
Cierto es y siempre mantengo, que a pesar de los desengaños, de los zarpazos, de las garras ensangrentadas de tanto asirse a la esperanza, hay que mirar hacia adelante, oteando horizontes o encontrando luz en las estrellas. Aparcar el miedo a un lado del camino. Mientras tanto, por qué no, ir saboreando algún melindre que endulce la boca que guarda los besos, que añoran al amor que espera, a la vuelta de la esquina aquella.
Yo.
(Con moraleja incluida: Cada palabra tiene un haz y un envés)
Necesario a veces, incomprensible en otras. Siempre vago, siempre extraño, siempre en la nada de cada todo que se desvanece en el vacío del silencio.
A veces te busco, trato de escucharte, remembranzas atropellan la memoria, querencias arrasan al corazón.
Y sin embargo, a pesar de todo, hay una espina que habla de ignorancias al callar. Imagino espaldas que huyen hacia otros horizontes. Imagino desprecios, imagino...
¡Cuántas veces he leído en tantos escritos, escuchado en tantas canciones, el saludo que te nombra: hola soledad!
No seré menos:
Hola soledad.
Con minúscula, que la S así, grande, te hace sujeto con nombre propio, nombre de mujer con mirada triste, con las manos cruzadas en el regazo vacío; sin embargo, a pesar de letra pequeña, eres inmensa en lo que tocas y abarcas y vives y encarnas, porque, como siempre en emociones, en sentimientos volcados en palabras de ermitaños, de huraños refugiados en apartes mundanos, eres la compañera intangible, la novia sin velo y ramo de flores, la que espera al amado o a la amada, la inasible entre lo etéreo y lo palpable, la presente en la ausencia, la que abraza y abrasa sin mediar en la vida que te contiene.
Hola soledad. No sé en qué momento te instalaste en mi habitación, en mi cama, en la casa que habito, en las calles que recorro, en la mirada que otea horizontes lejanos. No lo sé. Sólo sé que siento tu mordida en mi alma, el desgarro en la muda voz que se ahogó en mi garganta.
Y de pronto, los versos de Nelly Fonseca Recavarren, en su poema Soledad se imprimen en mis pupilas:
Mi madre debió llamarme
Soledad.
Nombre inmenso como el cielo;
nombre amargo como el mar...
Mi madre debió llamarme
Soledad.
Soledad, porque mi boca
se ha olvidado de besar;
porque las rosas se mustian
sin abrirse en mi rosal,
mi madre debió llamarme
Soledad.
Un ángel negro, a mi vera,
siembra más huertos de sal,
Jazmín que mi mano toca
no florece jamás.
Mi madre debió llamarme
Soledad.
Me llaman con otro nombre
que suena a plata y cristal.
Me llaman, mas no respondo;
pues, en mi lírico afán,
yo sé que debí llamarme
Soledad.
Soledad de noche oscura
que presagia tempestad.
Soledad de campo raso
sin un árbol ni un cantar.
Soledad de lo infinito:
soledad de cielo y mar...
soledad como la mía:
¡Soledad!
¿Qué más decir ante este incuestionable poema que lo dice todo en el presagio de toda tempestad?
Me siento exiliada de mí misma, me siento forastera de mi vida. Nada más puedo escribir, se duermen mis dedos ante el teclado. La mano siempre extendida, se cierra en un puño apretado que hace sangrar la palma, gesto involuntario en el poco lírico afán de atraparte soledad, para dejarte ir.
Miro a mi alrededor, escucho el silencio...pesa, duele.
Adquieres alma, porque estás hecho de alma, adquieres piel, en los seres que despiertan tu emoción, haciéndose sentimiento. Eres tangible en lo intangible.
Saltas en el trampolín que es la vida. Eres risa, llanto, alegría, tristeza, nostalgia, melancolía, felicidad a ratos, angustia a momentos y todo ese sentir que nos abarca, que nos mueve y guía con el timón de tus apetencias.
Navegas por mares ignotos, naufragando la lágrima que se formó en alguna mirada que te supo ausente, regresas a la playa, vuelves a los ríos, a los deltas y así a los mares de siempre, yendo a la deriva.
Vuelas cual águila indómita sobre riscos escarpados, cual colibrí multicolor libando la miel de la flor que se entrega a tus devaneos. Saltas y vuelves a saltar en este trampolín sin mella, sin descanso que es la vida.
Y, a pesar de todo, a pesar que te encuentre "en el rescoldo de una columna quebrada", seguirás siendo el motor que impulse el vivir.
Cuán
difícil resulta decir adiós, cuando la página del libro de nuestra historia ,
se aferra a los dedos, se resiste a pasar a otra página, a perderse en el
tiempo, arrancada al viento.
Cuán
difícil resulta y resultó, aparcar en algún lugar del corazón, lo que la razón
dicta como deseable en el pasar la emoción, el sentimiento.
Cuán
difícil resulta, no pensar…en ti.
Yo.
PD.
Podría seguir escribiendo hasta el infinito, la noria que “resulta” al decir…¡adiós!
Hoy he sentido nostalgia por las mías y en ellas rindo homenaje a todas las abuelas de ayer y de siempre, repito, siento nostalgia por mis abuelas sabias, enciclopedias andantes, ante la mirada atónita de los nietos. Hoy, ante algunos malestares de salud, recordé lo bien que sabían de esa medicina natural, de aquella que en un jardín encontramos para esos males que nos agobian, pues ante su sapiencia, solían decir que los "matasanos" sólo recetaban y recetaban pastillas que quién sabe qué otro mal causaban. Para qué recurrir, según ellas, a pastillas antinflamatorias que decían, compuesto de ananás, cuando podías consumir la antiséptica y maravillosa piña, en jugos o saborearla en rodajas?
Sí, recordé a mis abuelas, a las abuelas de mis amigos y a mis padres que en mi niñez practicaron mucho de esa medicina de botica natural, inculcando que no sólo con químicos frabicados en laboratorios se puede, por lo menos, depurar, sanar, limpiar, el organismo.
En tropel llegaron a mi, el anis, el ajo, la menta, la manzanilla, el boldo, el hinojo, el jenjibre, la salvia...etc. Depurativos estos, que agregan salud a nuestro sistema digestivo, circulatorio, y más etcs.
Decían mis abuelas, "mijita si estás nerviosa una tizana de tilo, de toronjil o maría luisa, no te vendría mal, o unas goticas de valeriana."
Extraño a mis abuelas, a mi madre que sigue aquí, que cuido, pero no está. A mi padre, bordón de los remedios heredados en su infancia en esos pueblos donde nació y ocurrió su niñez. Extraño esa botica infinita de tantos remedios que para todo tenían en ellas la respuesta oportuna y la cataplasma segura de la sanación.
¿Cómo olvidar que cada vez que carraspeaba, estornudaba o me quejaba de un dolor raro de garganta o de pecho, por los pulmones, me decían en tropel las abuelas, no te olvides de tomar limón con miel, el remedio para toda constipación?
Y aquí estoy, con mi vaso en cuartos lleno de limón y miel, la medicina eficaz para todo mal.
Las extraño abuelas, que sí, las extraño.
Besos desde mi alma, a donde quiera que estén sus almas.
de cabalgar un cuerpo con los dedos sin que tocaran piel
de sentirse vecino no, sino copropietario
de una cama común que en la fantástica
alucinación de una postguerra, se convertía en paz
en esas madrugadas de poesía y canción en la distancia…
quedaron sin presencia.
No es bueno el juego eterno de soy lo lacerado,
No es justa la sentencia de solo soy quien ama…
Y llora… y sufre… y… muere,
Todos vamos muriendo, yo estoy muerta,
soy apenas el rastro de un fantasma además silencioso.
Y eso es cierto, mi mirada perdida, como dices
era mi mejor forma de encontrarte,
más allá del misterio de mis ganas
¡te cargaba en mi alma!
Todo ha cambiado, incluso mi mirada,
porque he perdido el alma.
Mis pupilas ya no miran ni siquiera la nada,
Y yo que renací cantándote en el viento
he olvidado cantar por las mañanas.
CLPP
14/03/11
RESPUESTA:
Quiso el golpe fiero de la muerte no permitir la posibilidad en lo imposible, lo posible en lo improbable, el encuentro, las miradas amorosas, el susurro de los versos, el adagio de tu voz, tarareando melodías. Quiso el golpe fiero de la muerte, separarnos antes de encontrarnos. Mas, aún así, te sigo amando, como se aman esos amantes que sólo sueñan con mañana, cuando el hoy arrebata la ilusión del beso, del abrazo eterno.
Releo esta carta que recibí de ti, sólo unos meses antes de tu partida y siento que quizás, no lo sé de cierto, pero lo deseo, que quizás en otra vida nos encontraremos y ya no será un sueño, ni el anhelo menguante, ni la utopía de un romance, será, la verdad que siempre ha guardado mi alma para ti, en este amor que nunca dejó ni dejará de ser. Entonces, sí, las pupilas mirarán el todo y seguirás renaciendo cada mañana, cantándole al viento.
Hasta entonces amor, que hoy, mi nostalgia se llena de ti.
El amor absurdo. ¡Vaya! Cuántas causalidades, cuánto de mi o de cualquiera, encontrados en palabras de otro u otra. Cuánto de sentir en un poema, una carta, un escrito, una frase, la oración que leemos una y otra vez, pensando..."parece lo hubiera escrito yo". Eso me ocurrió hoy, mientras esperaba en larga espera, en la sala de espera de la consulta médica obligada, después de una pequeña intervención quirúrgica, que llegara el doctor que siempre llega a deshora y tarde, sólo que esta vez, agradecí ese tiempo. Pude leer a gusto parte de una Antología estupenda de poetas hispanoamericanas de hoy: "Casa de luciérnagas" de Mario Campaña, ecuatoriano, poeta e investigador de la literatura. En sus páginas grandes nombres, muchos conocidos, otros menos, mas, encontré un poema, entre tantos que me gustaron, que me hizo releerlo varias veces, sonreír con diáfana nostalgia, con cierta melancolía en esa dualidad que deja la tristeza en una sonrisa.
De Irene Gruss, poeta argentina, un poema que habla del amor absurdo. Un espejo se coló frente a mis ojos, llenándose mis pupilas de sus versos, los que me encantaron.
Lo comparto.
El amor absurdo
Nos faltaban hechos.
Ni hacíamos el amor ni nos acomodábamos
a tomar café.
No organizamos ningún campamento a
las Islas Canarias, y
en Puerto Madryn
ni nos reconocimos: los únicos testigos de esto
fueron los cormoranes. Bichos feos de por sí,
los cormoranes saltaban
gritaban
nuestra falta de hechos.
Amantes insólitos,
nunca nos reunimos, ni por casualidad,
a oler la lluvia, ni a agitar banderas
ni a cerrar ventanas
ni a inventar, ni siquiera
inventar
algo cierto.
Irene Gruss
( De su libro: "El mundo incompleto")
Pues bien, debo a Irene una espera placentera, antes que me quitaran parte de los puntos que dejó la cirugía, con la amenaza de otro día, el martes para más señas, cuando tengo que volver a otra espera, por el resto del despunte y quizás encuentre, ¿por qué no? otro poema que me haga decir...¡Ay, pero si parece que lo hubiera escrito yo!
¡Sí! Que es a una canción a la que le escribo esta carta nunca escrita. A una canción que tenía tiempo no escuchaba, a Pasión Vega deleitando con su voz la melodía. ¡El rumbo de tus pasos! Y es que cada verso, cada estrofa, de esta canción es una metáfora que plena el alma, que la desgaja en emociones, que la hace vibrar con el aleteo imperceptible de una mariposa. Entonces recordé, que faltó "el resto de un segundo", que no tuve tiempo para arreglar "el desorden de mi mundo" y lo más triste, estar diluyendo, en el reparto que nos tocó, "los sueños que agonizan en presente". Miro ausente a los seres que amo, que he amado, y en todos de alguna manera me falta "lo que dura una mirada", lo que les "sobra de un beso", el abrazo de una despedida, el te quiero que se quedó colgado en el perchero de la espera. Porque hay amados que tengo cerca, con los que convivo y sin embargo no me reconocen, porque la memoria les ha jugado la más terrible y cruel de las pérdidas en vivo. También están los otros, los que partieron antes, dejando en mí, las heridas que deja la muerte inesperada, el viaje a lo insondable. Si todos, de alguna manera me hubieran regalado esos instantes y esas preciosas dádivas que son del alma o esos abrazos que llevan a los besos, hoy no estuviera "lamiendo mis heridas" y podría tenerlos sin tener nada. Pero aunque Pasión canta, que "no es el momento de cambiar el rumbo de tus pasos", los míos los cambié por un destino escrito sin vuelta atrás. Así que seguiré escuchando, seguiré viviendo en la música y la poesía que trae una canción, el atisbo del horizonte, donde pasar pueda alguna vez, el eco de mi voz. De ti. Yo.
Queridas alas: ¡Sí! A las alas, porque para que el alma vuele, necesita alas. Y, las mías comenzaron a aletear, en la convicción que no vale la pena estancarse en un nido, donde sólo un lado se ha formado con briznas de acero. No, no vale la pena seguir utopías, seguir siendo sólo un "sms", sin derecho a voz, a marcar un número, hablar sin alcabalas, ni fronteras donde hay que presentar pasaportes , visas siempre negadas. No vale la pena la claridad de una sola parte, cuando el otro es noche sin luz. Cuando nunca hay la llamada necesaria en los momentos más dolorosos que desmoronan la vida y luego...al tratar de escuchar a viva voz, no hay respuesta, no hay número de casa, no hay...no hay. Sólo razones que no son razones, porque delincuente no soy para negarme en la amistad que proclaman, la urbanidad en la simple educación de un número, una dirección, un camino a llegar. Así que, al vivir lo que me ha tocado en estos tiempos bizarros de pérdidas, de angustias, de dolores, no vale la pena, seguir con la utopía de quien en realidad, sólo existe cuando quiere existir en un "sms". Yo. PD. Me hubiera gustado decir como Benedetti: "mis utopías tienen el sello de tus caricias" Pero no fue así...
¡Qué lugar común para comenzar esta carta! Te llamo mío, amor, sin percatarme que en las distancias, en el tiempo que corre impasible, los amores, el amor, no nos pertenece. Ese sentimiento que nos envuelve, nos mueve, nos aterra o nos hace valientes, irracionales, es un todo que anida en una, sin distingos de nada. Vago en tu nombre, naufrago en el mar que escogimos, a dedo, para hacerlo parte de nuestra deriva, parte de un verso, parte de la narrativa que forja una historia. Capítulo a capítulo, nos fuimos evaporando, lejos quedan las euforias, el temblor de ver tu nombre grabado en mi teléfono, la sonrisa fácil, el mojar los labios presintiendo los tuyos, el ahogarme de felicidad al escuchar tu voz. El mito naufraga, tejer ya no es tarea de Penélope, ni mía tampoco, ya no espero, y eso, es triste, porque al no tener margaritas para deshojar, me tocó desgranar horas, minutos, tiempo y con él, la memoria y el olvido. Quizás suene raro, pero al voltear la mirada, un espejismo se diluye en el camino que atrás queda y en él, apenas sobreviven trazos de tu imagen que nunca fue real, porque nunca pude mirarte de cerca y acariciar con el dorso de mi mano, tu rostro. El espejismo se lleva el dibujo imposible. De pie un rato, sentada otro, el horizonte siempre es una pupila en línea delante de mi y lo miro ausente, como ausente escucho ese eco que siempre me trae un rumor de voces, de las tantas veces que grité tu nombre y sólo silencio recogí del viento. Amor mío...¡tanto me pasa! y tú no estás, ¡tanto te pasará! y siempre me negaste, mi estar. Sé feliz en lo que cabe ser feliz. Buena vida, te deseo. Yo.
A las Mujeres de mi Vida ¡Las Mujeres de mi Vida! En estos días decembrinos, cuando las alegrías se confunden con tristezas, las risas y las lágrimas se funden en nostalgias; cuando el brillo de una estrella fugaz compite con el fuego artificial de miles de estrellas, que jamás la superarán. En estos días, cuando de la mano vamos por senderos de pesebres y árboles de navidad en transculturación inevitable producto de la comercialización, o en simbiosis de tantas otras creencias; cuando el mundo, la tierra, se detiene, quiera o no, a pensar en el Niño Hombre que nació un día para salvar al hombre de sí mismo, en estos días, anidan en mi alma, la mujeres de mi vida. Mis abuelas, hermana, sobrinas...¡mi madre! Mi madre, quien me parió, quien ha sido y es norte de toda mi vida, guía aún de mis pasos, a pesar de no reconocerme, de preguntar cómo me llamo, quién soy, cuándo llegué, y, llamarme prima, hermana, amiga querida, creer que ella tiene catorce años o dieciocho años, delirar que vive en su tierra natal o cerca de ella, que su mente volvió al tiempo cuando fue realmente feliz. A pesar de ello, cuando una luz ilumina sus pupilas perdidas, y me dice mi hijita, mi todo; me aferro al hilo de la esperanza, pienso, en que todo esto es una pesadilla que pronto pasará. Pero no es así, lo fugaz es eso, fugaz, como la estrella de los deseos, mentira también, porque es un meteorito que tocó la atmósfera iluminando al cielo por un instante. Su mente divaga, su corazón puede que se confunda, pero yo sé quién es ella, la mujer más importante de mi vida. Luego, vienen quienes han sido también puntales en mi existencia, herencia en mis abuelas, sostén y bordón en mi hermana, amor maternal en mis sobrinas que llenan vacíos de hijas. Y...hay otras, otras mujeres que han sido remansos, huracanes, en amistades de vida o en amores perdidos que fueron, lágrimas, risas, música o poemas. A todas las mujeres de mi vida, sepan hoy, les sigo amando por ser quienes son, eslabones en la cadena de mi vivir. Les besa desde siempre. Yo.
Al recordar los versos de Rafael de León
en su Profecía, de alguna manera siento que la memoria es algo así como “los
ojitos de mi mare”, centinela de la vida. Porque la vida es una, pero vivir es
mucho. En ese vivir, la mente abre
parcelas y parcelas donde guardamos los recuerdos, aunque en algún momento
sintamos que los estamos perdiendo y caemos en la angustia de no recordar un
nombre, unas palabras, un rostro, algún hecho que hasta hace poco nos llenaba la
mente y hasta el corazón.
A veces, saltan en tropel, entonces,
caemos en ese embeleso de extasiarnos con la vista fija, perdida, viendo sin
mirar, porque tenemos las pupilas llenas de recuerdos.
Y te escribo, recuerdo, porque serás olvido sin yo
quererlo, porque algún rostro será una fotografía color sepia, porque alguna
melodía me traerá la luz de un farol de media noche en unos ojos en los que me
perdí; porque unos versos serán las palabras que he repetido para superar el
dolor de la pérdida, de la ausencia, de los silencios lapidarios; porque un aroma se quedará en mi piel
recordando otra piel que fue mi abrigo. Para entonces, ya habré perdido el
equilibrio de mis piernas, la claridad de mi voz que fue voz del eco del
horizonte que diviso desde aquí, mis manos apenas sostendrán un lápiz y su
trazo será inseguro, simulando los caminos de las montañas. Mis ojos, apenas
sabrán mirar hacia dentro, porque no habrá una lente suficiente para mirar
hacia afuera y quizás, estos recuerdos que me avasallan hoy, serán el olvido
que llevaré hasta el final de mis días.
Querido recuerdo, lástima vana, saber
que alguna vez te perderé, aunque sé que es el ayer lo único que en realidad nos pertenece en
el tiempo, lo demás, son profecías,
presagios, intentos de vida, ilusiones, proyectos, sinos sin destinos ciertos.
Por eso termino con otro fragmento de Rafael de León: