
lunes, 25 de agosto de 2008
Carta al Espejo

martes, 19 de agosto de 2008
A ti, a quien llegas aqui, a denigrar de otros

martes, 5 de agosto de 2008
Carta al Adiós y una Carta que me llegó de una amiga, a su amiga Teresa, ante la muerte de su madre.

Mi siempre presente Adiós:
He tenido a lo largo de mi vida adioses que me han marcado para siempre, amigos que han partido muy temprano, mascotas amadas y amores que se esfumaron en medio del "hasta aquí llegamos". Hasta he tenido que despedirme de partes de mi cuerpo, de mis entrañas, de un seno, las muelas del juicio, inclusive de las amígdalas. Son pérdidas, son adioses también y si no, que me lo diga el espejo, cada vez que desnuda estoy frente de él.
Sin embargo, he podido superar todas esas despedidas, con entereza, con valor, y hasta con alegría algunas, las del quirófano por ej., me han salvado la vida.
Lo que me ha costado un mundo, es superar el adiós del amor en este otoño que me habita.
Y hoy....hoy más que nunca, he sentido esa daga que venía traspasando mi ser lentamente con un dolor, callado, nublado en mis ojos llorosos, en el gemir sin escándalo alguno. Porque cuando grito, vocifero, entro en cólera y digo ¡adiós!, ni siquiera lo estoy sintiendo de veras, no deja de ser una "pataleta" que luego, pasa, y pareciera la ternura se instalara de nuevo en mí con más fuerza. Pero desde ayer y hoy como colofón, este adiós, se hizo silencio y supe, que me despedí de ella, sin un grito, sin llamarla y dejarle un mensaje de voz de esos que revientan a cualquiera, sin escribirle que la odiaba, cuando en realidad le gritaba ¡te amo!...hoy...por una extraña razón, al fín comprendí que este adiós es una salvación para las dos.
De esta manera, siempre esquivo Adiós de los hombres, construido de mil razones, agazapado en las encrucijadas de todos los caminos, asaltante que roba al indefenso sus tesoros guardados por años; espada y estoque, redención y salvación, muerte y desamparo, te escribo para aunar en tu largo peregrinar, uno más que me destroza en vida, dejándome indefensa , vulnerable, en estos años donde la soledad, puede ser un espacio deseado, como también, una cárcel indeseable.
Mil cosas tengo por hacer, sin embargo, a ti mi Adiós de hoy, te debo el labrar un jirón del tiempo que me queda por vivir, con las manos vacías y los brazos yertos ante la falta del ser con el cual creí, (siempre ilusa de mí) terminaría sembrando un jardín y cosechando un huerto.
Me despido de ti, mi Adiós perenne y compañero fiel de mis andanzas por la vida, hasta la próxima pérdida de un alguien, un algo o de mi misma, pero te dejo, con la convicción del duelo que pasará, del tiempo que coloca sus apósitos en las heridas que va dejando su propia despedida y el resquicio, por donde siempre pasará, el haz de luz de todas las alegrías.
Atentamente, Yo, la que se queda.

Aún no sé si es:
un gesto que designa un espacio donde enmarcar la lejanía,
un silencio donde la soledad permite el análisis profundo o la valoración exacta de “X” persona con quien ya no estamos,
o una puerta hacia otra dimensión.
No sé incluso si es un concepto definitivo, temporal o exclusivamente singular.
Pero después comienzo a desandar la idea, porque otros hay que sin pertenecer al gremio, se sumergen en el mar del Adiós zambulléndose hasta tocar fondo en franca flagelación de otros sentimientos igualmente importantes.
Hoy leyendo a mi amiga creo que bien pudiera aceptar en principio esta denominación porque el Adiós produce en algunos momentos un dolor tan intenso, tan profundamente desgarrador, que se convierte en la negación tácita y absoluta de la existencia de algún Ser Supremo, hay Adioses que te lanzan a punta de pie del Paraíso y parecen dejarte sin posibilidades de regreso.
Yo, como todos, me he separado de personas, de partes y de cosas, desde aquella muñeca patilarga de mi primera infancia con la que aprendí que puede ser la madre más pequeña que el hijo (me sacaba una cuarta), hasta de un hijo, que yo dejé a una mía, en las mismas entrañas de la tierra una mañana tibia de Septiembre, en que el Sol por vergüenza de mi pena corrió a esconder sus rayos tras las nubes. Desde entonces, no, desde mucho antes, desde mi adolescencia cuando dejé a mi madre en ese mismo sitio, comencé a preguntarme si el Adiós es una connotación que damos los inexpertos mortales al desconocimiento en una incómoda mezcla con el Ego.
Cuando amamos a alguien queremos tenerlo al alcance de la mano en un movimiento mecánico e intrascendente. Queremos saber que está ahí, justo donde sabemos que podemos mirar para encontrarlo. Nuestro ego, funesto, exige la perpetua e inamovible imagen a la vera del camino, pero del nuestro.
En el ya extenso trayecto de mi vida, de tramo en tramo, personas muy queridas transformaron su forma de presencia, mutaron, cambiaron su apariencia, dejaron de ser tangibles a simple vista, estableciendo el consabido adiós dolorosamente desolador por esa pérdida de apellido definitiva. Sin embargo hoy estoy convencida que el Adiós es un término que no siempre utilizamos correctamente, lo empleamos por extensión indebidamente, porque
-cuando nos separamos de alguien por razones de viaje por cualquier motivo que sea, esta persona o nosotros es posible que regresemos algún día, aún cuando en el momento de la partida no se considere probable.
-Cuando perdemos algún miembro o parte de cuerpo no deberíamos decir Adiós, sino darle ¡Gracias a Dios! por la sobre vivencia del resto, por la vida que nos dejó, que nos ha permitido mantener a salvo y sana.
- Cuando perdemos a alguien en esa ley inexorable de la vida que no se ajusta a leyes especificas, que se ejecuta sin restricciones legisladas, que libérrima ataca a cualquier tiempo a nuestros ojos inexpertos y egocéntricos.
sábado, 2 de agosto de 2008
Transcribo un bello mensaje y regalo sin igual de una mujer enamorada de la vida y del ser humano. Con tu permiso INCOMBUSTIBLE/LUPITA MUNGUÍA
PARA QUIEN ES UNA RAMA EN NUESTRO ÁRBOL DE LA VIDA
(si hahcesclick en el Titulo vas directo a la hermosa página de origen)
LA EXPLICACIÓN:
Alma de agua, corazón de fuego
soy errante Nómada de etéreo deseo
que vuela sin alas en busca de un sueño
navegando lunas en Manhas de invierno.
Encontré un roble , en mi Reyno de Hayas
donde habita unA hada, fresca como el agua,
que siembra y regala poetas y rosas
mi ninfa traviesa, mi ninfa Driada
Hoy dice el periódico que La vida en danza
se baila mejor si es acompañada
la suma de dos fragmentos de Eliana
completan mejor este panorama.
Cecilia en el balcón , observa y suspira,
su mirada atenta capta otras ventanas
donde los poetas miran a distancia
cómo, en el colegio, sueña Titofarpas.
Con las cartas que nunca escribí
tapizo recuerdos pasados , presentes
de música, sabores, lugares y gente
con quien la fortuna me hizo coincidir
Con la venia de mi ego, queridos amigos
a Calle Tabernillas me voy de paseo
ahora preciso de apropiarme un verso
si ustedes desean, nos veremos luego.
PD:
Para que la espera no se sienta vana
y estén más fresquitos, a la sevillana,
les ruego visiten una linda tasca
que uno de allá el nombre señala
pasen a sentarse en
El bló de Moe de Triana
GRACIAS A TODOS POR HACERME MÁS LLEVADERO UN VERANO LLUVIOSO DE NOSTALGIAS Y DE SUEÑOS
TATA YUYU
PARA QUIEN ES UNA RAMA EN NUESTRO ÁRBOL DE LA VIDA
Publicado por Incombustible en 23:5
¡GRACIAS A TI LUPITA!