domingo, 5 de agosto de 2012

Querida conocida-desconocida



Querida desconocida-conocida:

En este desbarajuste de vida compartida conmigo misma, me encuentro en el umbral de no conocerme,  ni mucho menos conocer a los demás. Así que contigo, que he llamado de tantas formas, pero que al final siempre ha sido amor,  comparto estas líneas en las que se devela esa parte extraña que no comprendo y que siempre está presente. Ese lado obscuro del amor, representado en todas nuestras relaciones interpersonales.

Hoy, leí algo que escribiste, porque ahora, los mensajes los tengo que  descifrar a través de lo público, de lo que dejas en una página web, o en un mensaje que te llegó a correo  y repites en reenviar con copia oculta. Leía de tu optimismo luego de hurgar en el arcón de las cosas pasadas, recibidas, guardadas, de lo vivido desde adentro, a lo acogido desde el adentro del afuera.
Concluí que,  es tan sano salir a flote de todo lo que vivimos  regular o malo,  triste o desolador porque de lo bueno, siempre estamos volando. Tú sabes cómo hacerlo.

¡Cuántas veces he borrado nombres, he tirado al tacho de la basura papeles arrugados de cartas inconclusas que llegaron, que escribí! Y digo inconclusas las que llegaron porque fueron dos líneas cada vez o una sola, de alguna vez.  Leía ese escrito y por esa extraña razón de ser como soy en esta mente analítica que no descansa y siempre pregunta un porqué, reflexioné sobre el conocerse y dejarse conocer. Sobre las transparencias en la amistad, en el amor, en sentir y dejarse sentir.  No, no te conozco, no te conocí y llamarte conocida es una temeridad de mi parte. Eres la persona que dice mejor conocerme y soy la persona que nunca llegó a conocerte.
¡Paradoja sin fín en nuestra relación amor-odio-intriga-rabia-amor-palabra-palabra-poesía-silencio... y luego,  frustración por todo lo no conocido.

Estoy cansada, agotada de este estira y encoge, que no sé hacia dónde llevará este conocerse en un no conocerse, por lo menos a mí, que me declaro cristalina hasta en mis iras más profundas o en mi más profundo amor.

Entre cisnes negros, sirenas afónicas, halcones, águilas, búhos, mariposas o margaritas, minotauro, golondrinas y velos de novia, me despido de ti, con toda la madeja entera y sus puntas a la vista,  sin saber si el hilo rojo se romperá, en algún momento en que suene un bing-bang.

Yo.


PD. Yo no tengo un arcón donde guardar el pasado. Tengo una vieja caja de bombones, donde guardo unas cartas, de cuando la gente escribía cartas a máquina, a pluma o a simple lápiz, venían en sobres con sellos o estampillas , según el caso y país. Será por eso que las extraño y escribo estas raras cartas que nunca escribí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es difícil llegar a conocerse, nunca se sabe con qué reacción saldrá uno ante una situación inesperada. Tu blog es super interesante, tus cartas me hacen pensar. Gracias.
Fernando