jueves, 4 de noviembre de 2010

Carta al grito

Carta al grito






¿Carta a un grito o al grito?
Hay diferencias. Bien lo sé.

Comencemos de nuevo.








Estimado grito:


Si, por los momentos estimado, quién sabe si luego, cuando en verdad grite, me sea más querido que estimado, aunque el respeto seguirá siendo el mismo.


Le escribo así, tratándole de usted, porque un grito que se hace sonido en la garganta, que no se ahoga en ella, que brota de adentro rasgando alma y dejando pecho abierto, debe ser un gran grito, un desgarrador grito, un grito que llena el universo entero.


Y mi grito, ¿sabe?, rompe silencios y ausencias. Abre espacios, empuja vientos y los hace tornados.


Mi grito es un grito que deja eco entre el sol y la luna, entre el mar y estas montañas que me rodean, rugiendo entre tormentas imposibles de apaciguar, por eternas, por inmensas, por ser humanas dentro de tanta deshumanización.


Le escribo señor grito, porque desde hace un tiempo que deambulo entre la cordura y la sin razón, un tiempo donde no me escucho, donde hay una lápida que me aprisiona contra la tierra sin dueños, que me hace morderla y abrir con mis dientes la fosa que me contiene ya.


Por eso grito, grito a ver si llega mi voz a alguna parte y me sea devuelta la vida que me arrancaron un día. Es usted señor grito, el único que hoy puede hacer que estalle mi corazón en el trueno que escucho y que éste sea repartido, entre las estrellas.


Llego hasta aquí, y como por encanto me veo en el cuadro de Edvard Munch, diluida en medio de los colores que semejan el infierno de las otras voces que calladas no callan, que viven en el limbo de un río que corre hacia ningún delta, hacia ningún océano.


Por eso me despido de usted, ya mismo, se despide, quien ahora le quiere un poco más, porque la palabra desahogo se confunde con el alarido que brota del alma, revoloteando como mariposas, libélulas, luciérnagas, briznas, en medio de este grito mío, que me dejó, sin… mí.








Yo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

"Un grito que deja eco entre el sol y la luna" ...Un grito que se propaga como fuego silente en el vasto frío de las almas... Un grito que llega hasta mi vera, con aleteos mágicos olor a bosque nocturno, a brisa fresca y perfumada, a caminos desiertos y sin voz... un grito de tu garganta que se estremece entre los ecos del silencio... Fascinante carta, Esmeralda. No me canso de releerla. Maravillosa... Te felicito, y te abrazo fuerte con el alma.

Cariños,

Ross Urich.

Anouna dijo...

Me he alegrado mucho al ver tu regreso!! Y es que leer tus cartas es como regresar a los días de sobres y buzón, en donde un cartero era esperado con alegría en la ventana. Ahora los mails ni siquiera tienen un encabezado de carta, ya no recibes un estimada o querida...en fin.

Es estremecedora esta carta al grito, a la vez la siento en su desahogo como el grito mismo saliendo desde las palabras. Es una bella composición, la encuentro poética, sublime.

Despedirse del grito es por supuesto despedir algo propio que se ha dejado en libertad.

Un abrazo inmenso, me alegra volver a leerte. Anouna

Anónimo dijo...

He llegado a tu block por casualidad , asi casí sin esperarlo , al leer tu carta me he emocionado y no puedo hacer mas que quitarme el sombrero ante ti y tus hermosas palabras.
Muchas gracias .

Flor dijo...

Llegué a tu blogue y me encantó todo lo que veo por aqui.

Que lindas cartas escribes.

Te dejo un beso

Flor