miércoles, 1 de abril de 2009

Carta al olvido


Mi sugerente olvido:


Tantas veces surges en el andar mis caminos, tantas veces te repito en las horas que van pasando. Frases dichas casi sin darme cuenta: ¿cómo es que se dice? , ¡ay, olvidé cómo se escribe esta palabra!, ¿cómo se llamaba aquella chica que estudió conmigo y llevaba el cabello en coleta y que nunca dijo dónde vivía?, ¿dónde dejé las llaves del carro? , esa cara me recuerda a alguien, ¿me tomé todas las píldoras de la mañana?...y así un interminable etcs. de olvidos y no recuerdos.
Y es que nuestro disco duro cerebral, misterioso aún, guarda todo lo que vivimos y lo que pasa hasta en un radio de trecientos metros a nuestro alrededor, sin estar conscientes de ello, guarda y guarda, va desfragmentando, acomodándolo todo en las barras de diferentes colores, bastando quizás el toque de una tecla para que el chip despierte y traiga los recuerdos. Mi querido Benedetti en su hermoso poema y libro, El olvido está lleno de memoria, nos regala este poema que bien describe en parte lo que quiero expresarte, olvido:

Ese gran simulacro

Cada vez que nos dan clases de amnesia
como si nunca hubieran existido
los combustibles ojos del alma
o los labios de la pena huérfana
cada vez que nos dan clases de amnesia
y nos conminan a borrar
la ebriedad del sufrimiento
me convenzo de que mi región
no es la farándula de otros
en mi región hay calvarios de ausencia
muñones de porvenir/arrabales de duelo
pero también candores de mosqueta
pinos que arrancan lágrimas
cadáveres que miran aún desde sus huertos
nostalgias inmóviles en un pozo de otoño
sentimientos insoportablemente actuales
que se niegan a morir allá en lo oscuro
el olvido está tan lleno de memoria
que a veces no caben las remembranzas
y hay que tirar rencores por la borda
en el fondo el olvido es un gran simulacro
nadie sabe ni puede/ aunque quiera/ olvidar
un gran simulacro repleto de fantasmas
esos romeros que peregrinaran por el olvido
como si fuese el camino de santiago
el día o la noche en que el olvido estalle
salte en pedazos o crepite/
los recuerdos atroces y los de maravilla
quebrará los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por el mundo
y esa verdad será que no hay olvido.

Mario Benedetti.

Y es así, me da la impresión que a veces es tal la cantidad de recuerdos, que el cerebro sabio, guarda en algún rincón inexpugnable, aquello que nos daña, que nos hizo infelices, al menos eso en la ilusión que ocurriera. Lo trágico está en el olvido por muerte de los espacios donde se guardan los recuerdos, la memoria, esa muerte lenta que es la más larga y dolorosa para quien nos mira ya sin reconocernos u olvida hablar, coordinar los movimientos del cuerpo y ser la pena inmensa de los seres que les aman. Es como dice uno de mis amores en la tierra , quien vivió con su madre en tales circunstancias, y, cuando murió del todo, aferrándose un día a mi abrazo, me decía “es que vi morir a mi madre dos veces”. Y es que se muere tantas veces en el olvido.
Hay tiempos en que se clama por olvidar lo que nos duele, no recordar. No saber más. Dejar de lado toda espina, toda magulladura del alma. Sin embargo, cuando miro hacia atrás y trato de recordar lo que en un momento olvido, siento pánico, si no traigo a mi memoria presente, lo vivido, sea bueno, regular, malo o simplemente infeliz. Porque los momentos felices afloran con más facilidad.
Por ello te escribo olvido, para que no me hagas caso, cuando clame por tirar por la borda algún recuerdo de un amor que se tornó en tortura, haz que de ese amor sólo recuerde el haz de luz que nos hizo felices un instante, o el desencuentro con padres que no están o el que sobrevive, amigos, familia o el jefe en el trabajo o el compañero que nos molesta como una piedra en el zapato, no sean más que eso, desencuentros, que logre, logremos todos, superar los escollos y seguir adelante desechando lo que no vale la pena mascullar, rumiar. Aprender sí de lo vivido, tenerlo allí en ese disco duro para poder discernir en situaciones futuras. Guardar la sabiduría que nos enseña la Escuela, los Institutos, La Universidad, los Libros, la lectura acuciosa de todo lo que nos plena la vida, escuchar al que nos trae conocimientos, crecer.
No quiero olvido, seas una espada de Damocles, quiero seas el guardián de mis memorias. ¿Será posible que así sea?

Se despide de ti quien nunca olvida que un día puedo perderte en esta paradoja increíble de ser el depositario, de todos mis recuerdos.

Yo.

19 comentarios:

Susana Peiró dijo...

Qué bonita carta Amiga!

No pude evitar, mientras leía y disfrutaba de tus letras, que mi Poeta viniera una y otra vez a la memoria con "Sólo una cosa no hay. Es el olvido. Dios, que salva el metal, salva escoria. Y cifra en Su profética memoria, las lunas que serán y las que han sido"

Ha sido como siempre, un enorme placer, pasear por tus líneas y evocar el olvido.

Mi Enorme Abrazo Querida Dama!

roxana dijo...

ME DIO TRISTEZA, PUES ME MOVIO COSITAS DEL ALMA, PERO SE BANCA Y ME GUSTÓ REALMENTE. fUERTE Y BELLO! bESOTE
ROXANA

Leonor Rodríguez Rodríguez dijo...

Ya tenía que haber entrado en tu blog hace tiempo, "pero nunca es tarde si la dicha es buena". Me gustan tus escritos y sobre este último, tienes mucha razón en lo que espones, no obstante yo me acuerdo mucho de nuestra guerra cibil. Tenía 3 años y me acuerdo de muchas cosas, los cañonazos, tiroteos, las avionetas en el cielo ametrallandose unas a otras, etc.etc. Con tantos recuerdos podía hacer hasta un blog.
UN ABTRAZO

Mendigando sonrisas dijo...

Olvido con tanta facilidad que a veces me da miedo. Antes tenía miedo de ser muy superficial, y por eso las personas y los recuerdos los olvidaba con rapidez, pero en realidad no es cierto, me obligo a olvidar y olvido.
A veces no sé si es un defecto o una virtud...
Un besito

Radamanth dijo...

que malo es ese olvido que mata a las personas haciendolas vivir en un pasado muy remoto y que al final hasta eso termina robandoles convirtiendolos en niños chicos que no saben hablar ni caminar ni discernir cuando tienen frio, calor o cuando necesitan ir al baño, es triste para quien rodea a esos seres y para ellos hasta que no llegan a ese estadio en que la inconsciencia les permite ser mas o menos felices... olvidar nunca si acaso mitigar dolores si

Selva sombra dijo...

A la altura de mis años el envío de una carta al olvido era un riesgo inaceptable. Llegaría a tiempo? Por eso utilicé el telegrama que más rápido decía:
"Sr. Olvido:
Olvídame, estoy dispuesta a pagar tu total olvido de mí, con el tan alto precio de mantener vivo por siempre el recuerdo de la más dolorosamente triste de todas mis memorias".

Ojalá sea cortés y complaciente olvidándome, para saber al menos que a pesar de la crueldad de los efectos que causa su presencia, es todo un caballero.

Mientras espero, siempre tú con tus maravillosas cartas que nos dan el beneficio de regodearnos, incluso, en las zonas oscuras de la vida con la luz inapagable del ingenio.

Un beso
Carmenluisa

Anónimo dijo...

Hace tiempo aprendí a olvidar y desde ese día vivo en un presente perpétuo. El espacio que ocupaban mis recuerdos ahora están plenos de una quietud...difícil de olvidar.
Un fuerte abrazo.

Anouna dijo...

Hermosa carta, hermoso poema, hermoso momento.
Aveces queremos olvidar, pero ahi quedan tras los barrotes de fuego solamente, si se rompen podrán nuevamente poblar las calles. He olvidado demasiadas cosas, mi mente se niega a traerme sus prisioneros, y yo hago el intento para no seguir olvidando nada más.
Un abrazo, hermoso tu blog, me tienen cautivadas tus cartas.

ISABEL TEJERA CARRETERO dijo...

Muy bonito
Afortunadamente el olvido nos ayuda a cribar y hacer más llevadero el tiempo. Ese tiempo que pesa con los años y que el olvido alivia
Un abrazo

Anónimo dijo...

A veces olvidamos aquellos que queremos recordar, y otras, de tanto querer olvidar, siempre recordamos.

Preciosa carta.

besos.

Cartas que nunca escribí dijo...

La presencia y comentarios de todos ustedes me honran ...¡gracias!.

No quisiera seguir recibiendo "clases de amnesia",por el contrario, quiero y me propongo, recordarlo todo en su justa medida, para así, tenerlos siempre presentes en mi mente y en mi corazón.

Besos a todos

Miriam dijo...

Deseo lo mismo que tu en este preciso momento, que el olvido venga presuroso cuando acabe lo que estoy viviendo y se queden los recuerdos lindos. Su cara cuando todavía tenía expresión y sonrisa, la calidez de su voz cuando me nombraba, la luz de sus ojos tan expresivos...
Me has tocado muy hondo Esmeralda...
Besos

Moony-A media luz dijo...

Como siempre, emocionantes y reales letras las de tu carta.
Olvidar es imposible, y hacerlo sería perdernos a nosotros mismos. No...

Recordar sin dolor es el sueño. Con sonrisas, con una lágrima furtiva, pero sin sufrimiento.

No sé si se podrá lograr siempre :)

Un beso grande.

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

una vez más, una belleza de carta que emana verdades, tristezas...
Benedetti es unos de mis poetas fetiche.
un saludo

M.A.2 dijo...

Citas el olvido y las sombras de las ausencias llegan inciertas como cierta la melancolía que las crea.
Aquí y ahora, las dejaré estar con las ventanas abiertas por si quisieran ver cómo la arena se escapa entre las manos, huidiza e icierta.
Cordiales saludos.

Musa dijo...

Nada graba tan fijamente alguna cosa a nuestra memoria como el deseo de olvidada. (Aristóteles)
Saludos!!!

ROSA dijo...

Preciosa carta, un enorme placer pasear por tu blog
Un besito Rosario

Anónimo dijo...

Ha sido muy interesante leer tu blog, sobre todo la última entrada.
Saludos

Cartas que nunca escribí dijo...

Gracias, gracias infinitas , a quienes siguen fieles en recoger de este Buzón, la carta que les espera.

Un abrazo.