domingo, 14 de septiembre de 2008

Carta a Jean Webster


Mi querida Alicia:


Porque tu nombre real, Jean Webster, era, Alicia Jean Chandler Webster. Tu segundo nombre y apellido, dieron autoría a una de las novelas que en mis años de juventud, comprada ahorrando las monedas de mi transporte al liceo, caminando bajo un sol inclemente, en tierra tropical, me permitieron soñar con alguna vez en la vida, publicar unas cartas que hicieran un manojo de ellas, atadas con cinta de color de rosas.
Papaito piernas largas me enamoró de Jervis Pendlenton, de su protagonista, Jerusha Abbot, y de los inocentes enredos que llevaron a la residente del orfanato a seguir su rumbo bendecida por la bondad de un miembro del patronato que sostenía económicamente al mismo, becándola para que siguiera sus estudios. Su empeño en conocerlo y la condición expuesta por el benefactor, que no se conociera su identidad, azuzaron la curiosidad y en el momento de querer agradecer lo único que logró divisar fue la sombra de sus piernas proyectadas largas hasta la pared, creando en su mente la imaginación de un hombre mayor muy alto, con piernas largas.

Las cartas que seguro muchos de ustedes leyeron también en su momento, son un legado de ti, Jean, de buena escritura, de un estilo epistolar que llenaba de emociones el corazón de una adolescente como yo, embebida en los libros juveniles de la época como Mujercitas, de Louisa May Alcott. O las novelas hasta de obligatoria lectura escolar como María de Jorge Isaacs, escritor colombiano, quien bien supo combinar el costumbrismo de la época, su entorno geográfico a la prosa de su novela, arrancando no pocas lágrimas a mi sensible corazón, en el habitar de mi mundo, donde mis únicos amigos eran los libros. Desde antes ya me había literalmente "comido", todas las novelas de autores venezolanos que me hicieron conocer a mi patria costumbrista, rural y campesina, como Doña Bárbara, Pobre Negro, Canaima y un largo contar de Cuentos como La hora menguada, El emigrante, de Don Rómulo Gallegos, el gran novelista y político, quien fuera presidente de la República en el año 1948, de quien supe después, ante la imposibilidad de procrear propios hijos había adoptado a una niña, a quien le leía todo lo que escribía y a la que jamás enseñó a leer. Circunstancia que siempre me ha hecho pensar en las rarezas privadas de los grandes hombres que ante el mundo muestran un rostro ajeno al propio, de la intimidad de su ser.

Así sería un no detenerme en las novelas y en sus escritores que dejaron huella en mí, me reservo el nombre y obra de alguna escritora venezolana, para quien siempre he guardado una carta muy especial.

Pero me dirás Alicia, me preguntarás en tu tratar de comprenderme, sobre todo en mi castellano, ¿por qué te escribo? Tú, de New York nacida en 1876, autora de obras juveniles donde retratabas el vivir en suburbios , orfanatos. Donde la situación de orfandad de otros movía tus fibras de mujer creyente en el ser humano, porque siempre a tus protagonistas los sacabas del ambiente en que se levantaron, triunfantes para la vida. No es raro escribieras y publicaras, sobrina de Mark Twain, hija de padre editor, fue la literatura el eje de tus estudios de Lengua Inglesa y Ciencias Económicas, colaborando ya como escritora al culminar estudios, en variadas y diversas revistas.

Es indudable que el tema escolar fue siempre el eje de tus publicaciones, de tu relatar la vida de los niños, de los adolescentes y sobre todo al conocer de la vida en instituciones que recogían huérfanos y delincuentes juveniles, el llevar un hálito de vida en la esperanza de verlos salir adelante en la vida, si se le brinda a estos jóvenes, la atención y la dedicación adecuada. Fuiste activista por los derechos de la mujer, por las reformas institucionales.

Es alli donde, las cartas a Papaito piernas largas, hacen de tu historia, la mezcla justa del denodado esfuerzo de superación de una chiquilla de diecisiete años, abandonada ya a su suerte al no ser adoptada antes de los catorce y siendo ya imposible el seguir en el orfanato, con el romance y adaptación a una nueva realidad desconocida, a un nivel social distinto, donde también encuentra no menos de una miseria humana a la luz de los albores de una alta sociedad. Siempre tenue, lo sé. Leí el libro mil veces Jean o Alicia, aún hoy sonrío ante esas misivas tan bien escritas, con ese toque de humor, la inocencia y el crecimiento en los años, dejando ver la madurez en las cartas que se convirtieron en su diario de vida, la de la Judy claro, hasta que escribiste esa última, corta, maravillosa, carta, culminación de una etapa y principio de una vida distinta en el matrimonio que le esperaba:


"Te extraño horriblemente, Jervie querido, pero es una nostalgia feliz; pronto estaremos juntos y ahora sí que nos pertenecemos sin duda alguna; nada de juegos de "hacer creer". Parece raro que yo por fin a alguien ¿no?. Pero es una sensación muy, muy dulce.... Y no dejaré que lo lamentes ni un solo instante.
Tuya para siempre,
Judy
P.D. Esta es la primera carta de amor que escribo en mi vida.
¿No es una maravilla que haya sabido cómo hacerla?"


Mi querida Jean, creo que de tu historia, lo que más me conmueve es la cortedad de tu vida, y el tanto hacer en ella, (otros pasamos más tiempo sobre la tierra y siempre dejamos un mundo para hacer después, que alli se queda, en el después).

En 1915 te casas con Glenn McKinney, quedas embarazada, ingresas al Hospital Sloan por la tarde del 10 de junio de 1916, a la 10:30 pm, diste a luz a una niña, todo iba tan bien, pero sin mediar mucho tiempo, sufriste de sepsis puerperal, dejando de existir (físicamente) el 11 de junio de 1916, a la 7:30 am. Contabas sólo con ¡cuarenta años!. Tu hija, fruto del amor con el hombre de tu vida y el amor que siempre fuiste para con todos, lleva el nombre de Jean en tu honor.


Hoy en esta mi carta que nunca escribí, quiero dejarte mi admiración y agradecimiento, por todo cuanto aprendí de ti, en tu estilo epistolar y luego, cuando la vida me llevó por ejercicio profesional a visitar centros de atención juvenil, cárceles y a vivir dentro de instituciones escolares para jóvenes y adolescentes, el tener claro lo que Rousseau decía, "denme un niño y haré de él lo que yo quiera que sea". En concordancia con las teorías de las Leyes de la Gestalt, nacemos para triunfar.


Papaito piernas largas, será siempre en mi corazón, un referente obligado en mis Cartas que nunca escribí.


Con todo mi afecto y respeto por tus causas,

Yo, la siempre soñadora con alguna sombra que refleje las piernas largas o cortas de la bien amada en la vida.




12 comentarios:

Inés Bohórquez (Ibo) dijo...

Hay exclentes escritoras que nos llenan de magicas historias en las que evidentemente hemos aprendido y deseado de alguna manera ser parte de esa vida tan fructifera.

No recuerdo este libro mas sin embargo si eso de papaito piernas largas. Es increible como con el tiempo los recuerdos solo con un pequeño movimiento al mirarlos están intactos.

Creo que como tu mi querida amiga podría escribirle muchas cartas a unas cuantas personas pero eso te lo dejo a ti que lo haces perfectamente. Recuerdas a la princesa Grace de Monaco y una historia bellisima que hacia ella, era si no me equivoco Sissy , secretos del corazón, me encantaría que le escribieras será como un sueño hecho realidad...

un besote grande mi exquisita escritora y bueno hasta la próxima correspondencia.

PD: le colocas estampilla de 1972 ... que es cuando yo lei esa historia!

Cartas que nunca escribí dijo...

Me encantará Inés, que también lágrimas rodaron con la historia de Sissy y la predicción gitana.
Ya le escribiré a Sissy.

Besos y gracais pro llegarte tan pronto al buzón.

Recomenzar dijo...

Casi mágico tu escrito o mejor dicho la magia de las letras me envolvió por entero

Anónimo dijo...

¿ves como escribiendo ganamos el mundo? lo ganamos cada vez que ganamos un corazón

s

KLAU dijo...

QUE HERMOSA ESMERALDA !!! TENES UNA MANERA DE RELATAR LAS COSAS !!! SERIA TAN LINDO RECIBIR UNA CARTA TUYA !! CUANTO SENTIMIENTO Y COMPRENSION SOBRE LO QUE ESCRIBES !!

GRACIAS POR PASAR SIEMPRE
QUE COMENCEMOS UNA EXCELENTE Y HERMOSA SEMANA
BESOS
KLAU ♥

dakota73 dijo...

Que maravilloso es encontrar esos libros que fueron escritos para nosotros, única y exclusivamente .El arte de la palabra escrita nunca desaparecerá , esa magia de leer símbolos que producen ideas y despiertan fuegos dormidos. Tu bello blog contribuye en buena mediada a que eso siga sucediendo, beso grande.

Guadalupe Munguia dijo...

Todas, pero todas tus cartas me gustan. Pero ésta me ha hecho revivir mi infancia y juventud, llena de esas lecturas que mencionas y que, en muy buena medida, me ayudaron a atravesar una adolescencia algo tormentosa y, en mucho, decepcionante acerca de la "congruencia" de los adultos que me rodearon.

Me gustaría imaginarnos , a las dos, leyendo juntas esas historias camino al colegio...creo que hubiéramos sido las mejores amigas.

Un beso y muchas gracias por el recuerdo

ISABEL TEJERA CARRETERO dijo...

Hola Esmeralda
Me ha encantado ir leyendote porque me has hecho recordar esas lecturas que también a mi me hicieron soltar alguna lagrimilla.
Creo que más de una historia me marcó profundamente y todavia me revelo como una adolescente sin entender que la vida es asi y no una novela.
Un abrazo

Miriam dijo...

Esmeralda, no leí papaito, pero te aseguro que lo haré. Solo con leerte me entraron ganas de leerlo. Tus cartas siempre son tan sentidas...
Besos

Pablo Rodríguez Burón dijo...

qué bueno! yo no conocía la novela, pero de pequeño vi alguna vez unos dibujos que hicieron, y nadie me creía porque nadie había visto esos dibujos. Sí, existe papaíto piernas largas!
un abrazo

Susana Peiró dijo...

Precioso Homenaje a Alicia Jean Chandler Webster, querida Esmeralda!

Creo que ella, en algún lugar, ha sonreído mientras te leía!

Por supuesto, recuerdo este libro de mi niñez, y también después y en el tiempo, haber leído que Alicia fue ferviente defensora del sufragio femenino y la educación para las mujeres.

En su tiempo participó activamente en marchas en apoyo del voto. Incluso en sus trabajos, los personajes de sus novelas apoyaban explícitamente sufragio y educación para nuestro género.

Bellísimo amiga, muchísimas Gracias por esta Carta!

Y si acaso aceptaras un pedido de mi parte, hoy quiero pedirte alguien que me causaría un placer infinito tratado por Vos: Louise May Alcott y sus "Mujercitas"

AMO este libro (vos lo mencionás también en tu Carta)y en él están los más maravillosos recuerdos de mi infancia.

¿No te lo dije? Yo soy Josephine March!!!! Es más, todavía escribo con algo en mi cabeza para inspirarme! Jajajajajajaja!!!

Besitos Preciosa, y nuevamente mi Agradecimiento!

Inés Bohórquez (Ibo) dijo...

volví a ver si tenías una nueva carta...
te dejo un abrazo fuerte y muchas bendiciones