
¿Qué es poesía?,
dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía!,
¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
Gustavo Adolfo Becquer
Sí, ya lo sé, el recurrido poema de Gustavo Adolfo, pero ¿cómo no dejarlo de abreboca en el sentir la poesía en cada ser que somos? ¿Cómo dejar de lado quizás, la definición lírica más romántica jamás escrita? Otros también lo han hecho y guardo miles de palabras que te definen; yo misma te he escrito miles de veces, sin artilugios, sin pensar en técnicas o contar sílabas. Simplemente…sintiendo, pensando, amando o llenándome con toda la rabia del universo, porque das para colmar todo en nuestras maneras de ser y de sentir.
Mi amada Poesía, mi refugio en las palabras, en la catarsis que conlleva el verso, en la metáfora que surge de la imagen que se forma dentro, muy dentro del alma y que lleva en el pico de una alondra, el mensaje al amado o a la amada que nos hace llorar de penas o reír por sus alegrías.
"¿En qué lugar, en dónde,
a qué deshoras
me dirás que te amo?
Esto es urgente porque
la eternidad se nos acaba...”
Jaime Sabines
Y se acaba la eternidad en las ansias del encuentro, en la premura del beso prometido, en el abrazo que nos hace vivos, presentes, sin ausencia alguna.
Te escribo Poesía, porque en cada poema, en cada intento de dejar en versos mi sentir, mis querencias, voy dejando jirones de piel, haces de alma, mi voz quebrada en cada te amo o en cada adiós que araña los muros del tiempo.
Y sigue Sabines siendo parte de mi voz…
Vamos a guardar este día
entre las horas, para siempre,
el cuarto a oscuras, Debussy y la lluvia,
tú a mi lado, descansando de amar.
Tu cabellera en que el humo de mi cigarrillo
flotaba densamente, imantado, como una mano
acariciando.
Tu espalda como una llanura en el silencio
y el declive inmóvil de tu costado
en que trataban de levantarse,
como de un sueño, mis besos.
Te he amado Poesía desde que tengo uso de razón en el saber de mi existencia, desde que fuimos presentadas en los versos que me leía mi padre para arrullarme en sus brazos,
Desde que garabateaba en cuanto papel caía en mis manos y sin saber escribir te escribía. Desde entonces, en cada poeta he llorado ausencias ajenas, desamores de otros. He reído con el desparpajo de algunos que dejan sátiras adornadas con el mejor de los trajes, he vivido otras vidas; me he paseado por el mundo y cantado “soleares”, “coplas”, “sonetos alejandrinos o clásicos,” “odas”, “dramas”. Me he rasgado las vestiduras del alma, leyendo a Buesa en mis años mozos y en los no tan mozos, he soñado, despertado, con algún verso que me dibuja al amor. A mi amor. Porque como dice Pedro Salinas…
PARA VIVIR NO QUIERO...
Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!
Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo».
Y leyéndote entre todos los que te honran, me reconozco, como me he encontrado y encuentro, en cada lector que escribe poesía y la publica en sus espacios, así y con su permiso, tomo del blog, Nada me pertenece, de Migdalia Mansilla, justo un poema que en este instante traza los caminos de mi existir:
Nada me pertenece
no son míos los caminos
mucho menos las huellas
se fueron las palabras detrás
de una golondrina perdida
los ríos se llevan los sonidos
de todas las voces
el tiempo se esfumó en el tizón
de una hoguera apagada
medito en el rescoldo
de una columna quebrada
tal vez mi vida
sea la quimera de otra
viviendo
cuatro cuadras más abajo
de esta casa
que tampoco es mía
nada me pertenece
ni siquiera tu recuerdo
de ti /todo lo tuve prohibido
no pude robarle un tajo a la lujuria
ni sembrar un huerto
con la higuera de Ibarbourou
quedan las manos vacías
la mirada sin ojos
presintiendo el crepúsculo
donde sólo habitan fantasmas
que vienen hacerme compañía
y en esta orfandad sin reparo alguno
hasta el aire que respiro
se lo peleo al viento
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: al no pertenecerme.
Julio 08 de 2008
…” y hasta el aire que respiro, se lo peleo al viento”. Nada me pertenece y es verdad. Sólo me quedas tú, Poesía, tú como hogar de mis palabras, voz de mis adentros, luz de mis caminos.
Me despido de ti, en esta carta nunca escrita y siempre presente en cada letra aqui vivida, con otros versos de Salinas…
NO TE VEO. BIEN SÉ...
No te veo. Bien sé
que estás aquí, detrás
de una frágil pared
de ladrillos y cal,
bien al alcance
de mi voz, si llamara.
Pero no llamaré.
Te llamaré mañana,
cuando, al no verte y
ame imagine que sigues
aquí cerca, a mi lado,
y que basta hoy la voz
que ayer no quise dar.
Mañana... cuando estés
allá detrás de una
frágil pared de vientos,
de cielos y de años.
Hasta siempre Amada…
Yo, quien nunca dejará de nombrarte.