
Hmmmm. Se me ha presentado un conflicto de encabezado , a ver...¿Querido odio? ...¿Mi siempre recordado amigo, odio?
¡Qué odiosa situación! tratar con una emoción destructiva, que nos aniquila por dentro, y nos hace ser protagonistas de los más terribles actos en la ira que conlleva, llegando a enfrentarse familias enteras por alguna desaveniencia, como Montescos y Capuletos o como "Justo Brito y Juan Tabare dos hombres de vera y peinilla como no pare otra mare, quienes por una vieja rencilla, en el lugar que se vieran, la muerte juraron darse y todo por una palomita (una atención en un baile) de Paulina Colmenares", poema del venezolano Ángel Celestino Bello, o los celos incontrolables del Duelo del Mayoral, poema de Manuel Mur Orti, o de realizar hasta los más cursis comportamientos en los arrebatos que nos hacen decir y hacer estupideces, siempre dañinas para ambas, o múltiples partes.
Así que será mejor comenzar con...
Señor odio:
(Ahora caigo en cuenta y ¿por qué no, Señora odio?)
Es usted señor o señora odio, contraparte de todo lo que sentimos en bondad, amistad con afectos profundos, relaciones que nos permiten crecer, amor que nos hace sentir somos aves, brizna, brisa, romanticismo puro, ideales, utopías que nos arrastran a creer en lo posible de lo imposible, tolerancias, convirtiendose, señor o señora según sea el caso, en el lado oscuro de ese nuestro otro yo, ya destinatario anterior de una de mis cartas nunca escritas. Y es que , permitame decirle, todos sentimos ese arranque de expresar un, ¡uff, es que lo odio! o ¡cuánto odio esta situación! llegando a nuestros labios casi sin pensar las palabras , pero sintiendo la adrenalina que recorre nuestro cuerpo.
Odiamos, repudiamos, situaciones, fenómenos sociales, políticos y hasta religiosos; sentimos antipatías que a veces ni siquiera sabemos explicar el porqué de ellas, evitando así, a la, o a las personas que nos son repulsivas, o quizás a los motivos, sin razón aparente, sin deternos a pensar y con ello a recordar que tal situación o tal persona, nos recuerda otra vivida atrás y que nos produjo dolor , una herida profunda o un miedo incontrolable por el terror sentido por la misma. El vivir situaciones límites nos lleva a pisar ese hilo fino entre el bienestar y el odio.
El odio nos convierte en seres irracionales a veces, violentos, y he aqui el punto , esa línea fina a la que hacía referencia antes, que separa o une a la bondad, al amor, a la entrega, con el odio, la ira, la aversión, la repulsa. Si algo me amenaza, o me pone entre la espada y la pared, peligrando mi integridad tanto física como moral, como de salud, es probable, es más es casi seguro que sienta odio hacia esos elementos perturbadores. Y lamentablemente además con tanto ser humano deshumanizado, aberrante en sus actos, violadores, secuestradores, asesinos, maltratadores, sádicos con sus congéneres del reino animal y hasta el vegetal, etc, formamos un club donde siempre salta la emoción llegando al sentimiento del odio y aqui en una confusión cuando de amar se trata.
Una celebérima canción criolla, vals peruano, para más señas, cuya música es de Rafael Otero, y la letra extraída de un soneto de Federico Barreto titulado " El último ruego" haciéndose famosa en la voz del cantante Julio Jaramillo o si lo prefieren de Los Panchos, describe perfectamete esa ambivalencia que sentimos a veces y nos perturba porque confundimos, unimos, hacemos simbiosis de los polos opuestos en el sentir...amor y odio, sin llegar a comprender en su totalidad que esos polos opuestos se atraen al punto que se ruega, "quiero odio más que indiferencia", es decir que es ¿peor la indiferencia al punto de acarrear ese pedimento de sentimiento tan arrasador como lo es el odio?, recordemos su letra y quien recuerda la música cántela conmigo, aunque no canto nada:
Odiame
Letra: Federico Barreto
Música: Rafael Otero López
Odiame por piedad yo te lo pido.
Odiame sin medida ni clemencia.
Odio quiero más que indiferencia
porque el rencor hiere menos que el olvido.
Si tu me odias, quedaré yo convencido
de que me amaste mujer con insistencia.
pero ten presente, y de acuerdo a la experiencia,
que tan sólo se odia lo querido...
pero ten presente, y de acuerdo a la experiencia,
que tan solo se odia lo querido.
Qué vale más yo niño y tú orgullosa?
o vale más tu débil hermosura?
piensa bien que en el fondo de la fosa
llevaremos la misma vestidura.
¿Se dan cuenta?, prefiere el odio a la indiferencia, que es preferible el odio al olvido, asegurando que sólo se odia lo querido.
Para seguir pensando y que cada uno de ustedes mis queridos lectores, saquen sus propias conclusiones y las compartamos para asi dar luz a esta negativa emoción que nos destruye , aleja y a la vez hace busquemos, nos aferremos al o a los objetos de ese odio para plantarnos delante de él o ellos , mirarse a los ojos, correr hacia los labios, besarlos hasta hacerlos sangrar o simplemente romper con todo y dar media vuelta mascullando toda clase de improperios ( en el mejor y más sano de los casos)
Asi que señor o señora odio, me es dificil despedirme de usted, porque confieso, alguna vez en medio de un paroxismo (¡ejem!, varios), he gritado y vomitado mis propios odios, aunque luego ande como perrito regañado.
De usted, atentamente,
no un sólo yo, si no todos los que habitan en mi.