Querida desconocida-conocida:
En este desbarajuste de vida compartida conmigo
misma, me encuentro en el umbral de no conocerme, ni mucho menos conocer a los demás. Así que contigo,
que he llamado de tantas formas, pero que al final siempre ha sido amor, comparto estas líneas en las que se devela
esa parte extraña que no comprendo y que siempre está presente. Ese lado
obscuro del amor, representado en todas nuestras relaciones interpersonales.
Hoy, leí algo que escribiste, porque ahora, los
mensajes los tengo que descifrar a
través de lo público, de lo que dejas en una página web, o en un mensaje que te
llegó a correo y repites en reenviar con
copia oculta. Leía de tu optimismo luego de hurgar en el arcón de las cosas
pasadas, recibidas, guardadas, de lo vivido desde adentro, a lo acogido desde el
adentro del afuera.
Concluí que, es tan sano salir a flote de todo lo que vivimos
regular o malo, triste o desolador porque de lo bueno, siempre
estamos volando. Tú sabes cómo hacerlo.
¡Cuántas veces he borrado nombres, he tirado al
tacho de la basura papeles arrugados de cartas inconclusas que llegaron, que
escribí! Y digo inconclusas las que llegaron porque fueron dos líneas cada vez
o una sola, de alguna vez. Leía ese
escrito y por esa extraña razón de ser como soy en esta mente analítica que no
descansa y siempre pregunta un porqué, reflexioné sobre el conocerse y
dejarse conocer. Sobre las transparencias en la amistad, en el amor, en sentir
y dejarse sentir. No, no te conozco, no
te conocí y llamarte conocida es una temeridad de mi parte. Eres la persona que
dice mejor conocerme y soy la persona que nunca llegó a conocerte.
¡Paradoja sin fín en nuestra relación amor-odio-intriga-rabia-amor-palabra-palabra-poesía-silencio... y luego, frustración por todo
lo no conocido.
Estoy cansada, agotada de este estira y encoge,
que no sé hacia dónde llevará este conocerse en un no conocerse, por lo menos a
mí, que me declaro cristalina hasta en mis iras más profundas o en mi más profundo
amor.
Entre cisnes negros, sirenas afónicas, halcones, águilas, búhos, mariposas o margaritas, minotauro,
golondrinas y velos de novia, me despido de ti, con toda la madeja entera y sus
puntas a la vista, sin saber si el hilo
rojo se romperá, en algún momento en que suene un bing-bang.
Yo.
PD. Yo no tengo un arcón donde guardar el pasado. Tengo una vieja caja de bombones, donde guardo unas cartas, de cuando la gente escribía cartas a máquina, a pluma o a simple lápiz, venían en sobres con sellos o estampillas , según el caso y país. Será por eso que las extraño y escribo estas raras cartas que nunca escribí.
PD. Yo no tengo un arcón donde guardar el pasado. Tengo una vieja caja de bombones, donde guardo unas cartas, de cuando la gente escribía cartas a máquina, a pluma o a simple lápiz, venían en sobres con sellos o estampillas , según el caso y país. Será por eso que las extraño y escribo estas raras cartas que nunca escribí.