miércoles, 23 de julio de 2014

El amor absurdo


El amor absurdo. ¡Vaya! Cuántas causalidades, cuánto de  mi o de cualquiera,  encontrados en palabras de otro u otra. Cuánto de sentir en un poema, una carta, un escrito, una frase, la oración que leemos una y otra vez, pensando..."parece lo hubiera escrito yo". Eso me ocurrió hoy, mientras esperaba en larga espera, en la sala de espera de la consulta médica obligada, después de una pequeña intervención quirúrgica, que llegara el doctor que siempre llega a deshora y tarde, sólo que esta vez, agradecí ese tiempo. Pude leer a gusto parte de una Antología estupenda de poetas hispanoamericanas de hoy: "Casa de luciérnagas"  de Mario Campaña, ecuatoriano, poeta e investigador  de la literatura. En sus páginas grandes nombres, muchos conocidos, otros menos, mas, encontré un poema, entre tantos que me gustaron, que me hizo releerlo varias veces, sonreír con diáfana nostalgia, con cierta melancolía en esa dualidad que deja la tristeza en una sonrisa. 
De Irene Gruss, poeta argentina, un  poema que habla del amor absurdo. Un espejo se coló frente a mis ojos, llenándose mis pupilas de sus versos, los que me encantaron.
 Lo comparto.

El amor absurdo

Nos faltaban hechos.
Ni hacíamos el amor ni nos acomodábamos 
a tomar café.
No organizamos ningún campamento a
las Islas Canarias, y
en Puerto Madryn
ni nos reconocimos: los únicos testigos de esto
fueron los cormoranes. Bichos feos de por sí,
los cormoranes saltaban
gritaban
nuestra falta de hechos.
Amantes insólitos,
nunca nos reunimos, ni por casualidad,
a oler la lluvia, ni a agitar banderas
ni a cerrar ventanas
ni a inventar, ni siquiera
inventar
algo cierto.

Irene Gruss
 ( De su libro: "El mundo incompleto")

Pues bien, debo a Irene una espera placentera, antes que me quitaran parte de los puntos que dejó la cirugía, con la amenaza de otro día, el martes para más señas, cuando tengo que volver a otra espera, por el resto del despunte y quizás encuentre, ¿por qué no? otro poema que me haga decir...¡Ay, pero si parece que lo hubiera escrito yo!

De la misma Irene...

De qué hablo:

Frente al mar hondo
uno debe callar hondamente.
Uno no debe caer y 
emitir por esa caída el más íntimo
sonido.
Sólo se puede hablar frente al mar hondo
cuando la luz es tan alta que
se inquieta, cuando
nuestro movimiento es suave,
casi resignado.
Uno no puede hablar
tan fácilmente, porque hablar
así sería
inoportuno,
ingrato.
Frente al mar hondo
uno debe callar,
enaltecerse o retirar
suavemente, sin furia, los pies.
El ruido del mar es demasiado fuerte para 
uno, 
para todos
a la vez.

(De su libro "El mundo incompleto")

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué original y hermoso blog. Me ha encantado haberlo encontrado. Felicitaciones a ti y a tu idea genial de escribir cartas a lo que nadie se imagina. Guardado en mis favoritos tu blog.
Saludos. Isa

Anónimo dijo...

Como ángeles o demonios habitan debajo de las sabanas las hadas del amor…La gente común no cree en ellas, ni en el amor raro, ni en los dragones. ¨pero existen!

Yo, y mi amor raro

Anónimo dijo...

Pues... Asi sea!

GEORGIA dijo...

Vuelvo a recorrer los blogs y aterrizo en tus cartas, esas que nunca escribiste, grato leerlas ;)