martes, 1 de julio de 2008

Carta a la Felicidad


Querida felicidad:


Oh, veo arriba escribí tu nombre en mayúscula y aqui en mi encabezado, se redujo a un triste principio en minúscula. ¿Será que de alguna manera el inconsciente, sabio y seguro de lo que hace en medio de su oculto hábitat, sabe de cierto que comienzas en grande y terminas en pequeño? ¿Será que en realidad, como dicen tan repetido por alli " la felicidad tal vez ni existe", y lo que vivimos son "momentos eufóricos"?

Porque si no, ¿cómo se entiende que una pueda pasar de una alegría inmensa, que te plena, que te hace ver luces de colores sin jamás tomar algo más que no sea agua mineral, a una tristeza que te agobia, que te hace sentir miserable, como si el mundo te debiera algo o la pobre vida que nada tiene que ver de cómo la vivamos, te cobrara un no sé qué, de un algo más, de lo que ignoro?

He hecho un viaje en estos meses por varios mundos interiores, (de mí , que no del Viaje al Centro de la Tierra de Verne, ni a las Veintemil Leguas de Viajes Submarinos, del mismo autor, de paso, obsesionado el hombre con las simas y lo profundo) ¡no! , en todo caso mi obsesión va ligada a mis estados de ánimo. Si bien es cierto que no he caminado por lechos de rosas últimante con tanto avatar y tanta pérdida, no puedo negar que he transitado por un camino que me tiene en una tira de lectura de un electrocardiograma, con las variaciones más enrevesadas, con puntas que tocan los límites de salirse del cuadriculado, o de bajar hasta caer definitivamente del papel y el doctor recogerlas del piso.

Tantas veces hablamos de la felicidad, la deseamos a todos. "Hoy cumple años Fulano de Tal o Fulana, que no estamos para discriminaciones" y uno salta, feliz cumpleaños, felicidades, felicidad. Si nace un bebé, si se gana un premio, si se casa una, si se consigue un billete de lotería premiado tirado en el piso y nunca reclamado por quien lo compró, si viajas, si vas hasta la esquina, es decir, en innumerables cisrcunstancias, siempre te desean y deseas "felicidad", pero no sólo para los otros, la aspiras sentir tú también y es allí, donde comienza Cristo a padecer. Porque la felcidad no debe buscarse, debe reconocerse, según lo miro, repito, después de haber hecho esos viajes interiores. Y en el momento en que esa emoción inigualable te embarga, sin pensar en sus procesos neurales ni en el "sistema límbico", es cuando una(o) debería dejarse llevar hasta el paroxismo, que no de la tira del electrocardiograma, si no del disfrutar al máximo el regalo divino de poder sentir al menos en un instante ese chispazo que te hizo olvidar que dentro de un rato, se apagará y quizás, vuelvas a sentir, que la soledad sí existe, que la tristeza es un don para los poetas y los bardos, que no todo puede ser lo que queramos o deseamos, simplemente pasa el momento y debes atraparlo y conservarlo en la memoria, para cuando pienses en ella o en él, o en el paisaje que dejaste atrás, sonrías pensando...yo también fui feliz una hora ayer.



Hasta siempre querida Felicidad, en este andar por el vivir, ojalá me tropiece contigo algunas veces más.


Atentamente,

Yo, quien ahora mismo, siente correr una lágrima por sus mejillas.

18 comentarios:

Recomenzar dijo...

Impecable tu escrito, me encanta leerte. Para mi la felicidad es un estado de ánimo y el esfuerzo en que ponemos de conectarnos con lo positivo aunque a veces nos lastimemos sin darnos cuenta...Esta hecha de momentos pequeños que no tenemos que dejar escapar, ya que la vida según decía mi abuela
se va..en un soplo

KLAU dijo...

ESMERALDA GRACIAS POR ACOMPAÑARME COMO SIEMPRE !!!!!!!!!!!!!!!!!
OJALA NOS LLEGUE A AMBAS !!!! Y PODAMOS AL FIN IDSFRUTAR DE ELLA COMO NOS LO MERECEMOS.

MIENTRAS TANTO PASA POR
http://superclau-
beatrixkiddo.blogspot.com/
A BUSCAR UNOS LINDOS MIMOS
PARA TU ESPACIO Y PARA COMPARTIR !!!!

BESOS
MILES
KLAU ♥

Blasfuemia dijo...

La felicidad, no tengo duda, está sobrevalorada.

Anónimo dijo...

la melancolía también tiene su puntillo de felicidad

Mariluz Barrera González dijo...

Hermosa carta, hermoso blog...si tuviera que escribir cartas a alguien que está muy lejos... tendría que escribirmelas a mi primero... a veces me siento tan distante... tan lejana de mi misma...

Un abrazo en voz alta... y vendré a leerte... para escribirme pronto.

Luna Carmesi dijo...

¿Tropiezos?
Si. Tal vez... Toparse con esos instantes de 'estar bien'...
Si... Eso debes ser, Felicidad.


:-)

Besos!

dakota73 dijo...

Tu visita por mi espacio es siempre bienvenida, igual que la felicidad que según dicen por ahí, no es una meta sino el viaje en si mismo, podemos llorar , perder, tropezar y caer y en el fondo seguir siendo felices. Lo que encontramos en el camino son montañas y baches pero la verdad es el camino…y la vida. Un gran abrazo.

Maria dijo...

Llevo tanto tiempo queriendo escribir un post sobre la felicidad. Voy guardando datos curiosos o relevantes para hacerlo pero no termino de decidirme porque hay tantas teorías y tantas ideas como personas y creo que se haría demasiado denso. Y yo no voy a ser menos, claro está, tengo tambien mis teorías. Para mi la felicidad es alegría y cuando llega la disfruto mucho, pero tambien es algo más, mucho más difícil de conseguir, al menos en mi caso. Es esa habilidad que te permite ver las cosas cuando llegan, tal como son, sin esperar, ni desear fervientemente, que lleguen unas y no lleguen nunca otras, sin entrar en esas grandes conversaciones de mi conmigo misma y observando en silencio interno lo que acontece, acallando a ese intérprete interior que no para de dar la tabarra con sus impresiones, que muchas veces ni siquiera son reales. No, las rosas no son terciopelo, no, y en realidad ni siquiera lo parecen por mucho que insistamos. Y lo que duele duele, pero más si la vocecita interna me está recordando a cada instante que se me está desgarrando el alma. Son esas contínuas palabras las que me impiden ser feliz muchas veces.

Maria dijo...

¡Ah! me olvidé. Te dejé un recadito en mi blog, pásate cuando puedas. Besos.

Firebrand dijo...

"Solo dentro de nosotros brillan las estrellas de la felicidad"
Henrich Heine

Noa dijo...

Hola, gracias por tu comentario en nuestro Blog. Tus cartas, todas, no tienen ni una coma de sobra. me ha encantado todo lo que dices.
Besos.

Ignacio Bermejo dijo...

Bonito, bonito, boito. Me encantó leerte.
Un beso.

Pablo Rodríguez Burón dijo...

bonito traspiés el de la felicidad, muy leve, casi inexistente a veces, y tan real otras, al menos en apariencia.
un abrazo

Miriam dijo...

Bueno, aquí estoy por primera vez, llegué por otros blogs ya no se ni de donde.
Hace dias que estoy haciendo un viaje por mi misma, como tú, y me tropiezo con cosas escritas como la tuya que me ayudan a seguir el camino... no creo en las casualidades...
Mis lágrimas también corrieron, y creo que para limpiar, para sanar, tan bien me han hecho tus palabras.
Gracias y enhorabuena encontrarte.
Volveré
Besos

Susana Peiró dijo...

Es una carta que todos debiéramos escribir.

Hoy me llevo de tu blog, varios pensamientos que "ocurrieron" cuando te leía.

Muchas gracias por publicar esta calidad de letras!

Saludos cordiales!

ROSA E OLIVIER dijo...

"eres como la noche, callada y constelada."...!?...

Saluto mille!

Inés Bohórquez (Ibo) dijo...

Espectacular!

Realmente escribes excelente,
vas narrando cada frase que sale en con fluidez con impecable soltura literaria.

La felicidad es tan facil de sentir que pensamos que es inalcanzables o irreal, es tan sencillo dentirla que dejamos que nos domine cualquier circunstancia.
Es esa utopía en la cual creemos dese niños y buscamos con el énfasis de la euforia ancestral sabiendo que solo con desearla así como los zapatos de Dorothy, solo debemos desearlo y zap. !

Creo que la felicidad es solo eso, Sentir Felicidad...

Sentir, sentir...

Exclente post

un abrazo y mis bendiciones

Mi nombre es Mucha dijo...

Las llamas abrazaron la habitación, el calor tormentoso me humedecía las culpas y nada me parecía más hermoso que un fin, fundida en ceniza con ella, entre ella.
Pero quién ordena nuestras vidas quiso algo diferente.
Apareció sin aureola y sin alas negras, arrodillado a los pies de la cama, sin hablar de miedos ni de perdones, me dio dos alternativas.
Podía elegir entre volver el mundo a la realidad y pasar esa noche con ella, pero antes del amanecer haber condenado mi alma tan poderosa al infierno para siempre.
O podía pasar el resto de mi eternidad con ella, en un sueño inconsciente entre mis braz